El Reino Unido y el futuro de Europa

Por Instituto CatoEl jueves que viene, el Reino Unido decidirá si quedarse o no en la Unión Europea. Las encuestas muestran una tendencia creciente a favor del Brexit (la salida de la UE). Qué tan buena idea es esta, es un juicio de valor. Lo que no está en duda es que el plebiscito será de enorme consecuencia para el futuro de Europa y, por eso, del mundo.El descontento con la UE no es solo producto de años de bajo crecimiento económico, sino que se ha generado por varias razones. Llama la atención que quienes abogan por quedarse dentro de la unión reconocen abiertamente sus disfunciones pero enfatizan que desasociarse sería peor que permanecer siendo miembro. No es tan claro.La UE empezó como un mercado común y zona de libre comercio. Se ha transformado en el tiempo en un gobierno supranacional y burocratizado que centraliza cada vez más poderes y recursos financieros, y emite cada vez más regulaciones que sus 28 diversos miembros tienen que cumplir. Muchas regulaciones son simplemente ridículas. Se ha llegado a prohibir el uso de platitos y otros contenedores tradicionales para servir aceite de oliva en restaurantes, por ejemplo, o regular la curvatura de ciertos plátanos. Muchísimas reglas imponen costos desmedidos. La política agrícola de la UE, por ejemplo, es altamente proteccionista e ineficiente. Consume el 30% del presupuesto de la UE para favorecer al 3% de la población europea, que son agricultores. El consumidor europeo termina pagando doble: por los subsidios y por los precios elevados de comida. Quienes promueven el Brexit arguyen que la gobernabilidad de la UE se ha vuelto elitista, no democrática y poco representativa de los deseos de los europeos, por lo que el Reino Unido debería recuperar completamente su tradición de autogobierno. Se basan en los hechos. Los acuerdos de los países miembros a respetar ciertos límites a sus deudas públicas y déficits fiscales se han violado una y otra vez. La estipulación legal de que cada país se responsabilizaría por sus propias deudas y la prohibición legal del Banco Central Europeo de no comprar bonos soberanos de los países miembros también han sido abiertamente vulneradas. Ante esas violaciones al Estado de derecho, no ha habido, ni parece ser posible, una rendición de cuentas. El problema es que lo...

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