El regalo del Vraem

Por Analista políticoLea mañana en Política a Diana Seminario El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. L os peruanos creemos cada vez menos que el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) es un territorio sujeto a las leyes peruanas y a la presencia del Estado Peruano. El Vraem es, por donde se le mire, una zona liberada por el terrorismo y el narcotráfico, no solo porque estos han hecho de las poblaciones civiles su escudo perfecto para operar impunemente, sino porque el Estado Peruano, sin estrategia militar, ni policial ni de inteligencia, ha cedido su control, como un regalo, a ambas organizaciones criminales. Para el Sendero Luminoso de los Quispe Palomino y para las mafias del narcotráfico que operan allí en complicidad, el Vraem se ha convertido en un reducto inexpugnable. Para el Estado Peruano y sus ministerios de Defensa e Interior, el Vraem es un destacamento de derrotas y de bajas continuas, no de ahora, ya de años, en el que rotan altos oficiales de las Fuerzas Armadas y policiales, comúnmente frustrados en su misión; también suboficiales, técnicos y tropas, muchos de los cuales mueren emboscados. Sendero Luminoso y el narcotráfico hacen del Vraem su trofeo de guerra y su marca de negocios. El Estado Peruano no sabe hasta ahora qué hacer realmente. Y lo poco que parece hacer es un turismo político-policial-militar de bajísimo rendimiento, respecto del cual ningún general de alto rango responde. Ningún ministro, de Defensa o del Interior, se ha hecho responsable. No hay manera de imaginar a un general de las Fuerzas Armadas o de las fuerzas policiales yendo al Vraem en la sagrada misión de...

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