Reformas hoy o estancamiento mañana

Por Roberto Abusada Salah. Economista

A pocas semanas del final del año, la economía peruana con certeza habrá crecido algo más del 6% y completado una década con crecimiento promedio de 6,5% por año. Hace diez años el tamaño de nuestra economía era equivalente a 57 mil millones de dólares, mientras que a fin de año excederá los 203 mil millones. Se trata quizá de la década más próspera que haya vivido el país. Mucho más importante que aquello, la pobreza se ha reducido del 53,4% al 27,8% y una clase media antes casi inexistente abarca ya a la tercera parte de nuestra población.

Contradiciendo la experiencia de países en rápido crecimiento, la desigualdad en el Perú disminuyó. Toda la prédica sobre crecimiento excluyente y el ?no chorreo? ha quedado sepultada, demostrándose palmariamente que la mejor política social consiste en proteger el crecimiento económico.

Este crecimiento ha tenido además la virtud de multiplicar los ingresos del Estado, recursos indispensables para impulsar la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura física con un presupuesto que pasó de 35 mil millones soles hace diez años a 120 mil en el presente. Pero además, si hace diez años debíamos destinar el 22% del presupuesto a servir la deuda pública, hoy solo destinamos el 8% de este en amortización e intereses de la deuda externa e interna. En otras palabras, el crecimiento vigoroso le ha dado al Estado finalmente las herramientas para atacar los males de la exclusión, la inequidad y la injusticia.

Pero la tarea de cimentar ese crecimiento no se presenta fácil. Hasta ahora hemos crecido satisfactoriamente porque tuvimos el coraje de alejarnos del estatismo agobiante, de promover la inversión privada y de integrarnos al mundo. Le dimos independencia del Banco Central, hoy prohibido de financiar al Estado. Ello y el reconocimiento de la importancia crucial de mantener la disciplina fiscal han generado el gran activo que es la estabilidad de precios y el repudio popular a las políticas que lo pongan en peligro.

Estas reformas, sin duda admirables, se dieron con el país enfrentado al abismo del terrorismo, la hiperinflación y la ruptura financiera con el resto del mundo. Contemplando el precipicio, nos convencimos de hacer lo que todos sabíamos era doloroso pero...

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