Reflexiones en Semana Santa

Por Edwin Vásquez Ghersi S.J.La celebración de la Semana Santa en el Perú va acompañada de variadas tradiciones. Entre nosotros aún se conservan prácticas y ritos que nos vienen de antaño. Sin lugar a dudas, el Viernes Santo es el día más tradicional. El ayuno que manda la religión católica y la prohibición de comer carnes rojas en esta fecha ha dado lugar a comidas típicas para la ocasión: picadillo de paiche en pueblos de la selva, sopa de viernes en Ayacucho, los siete potajes en el norte (por las siete palabras de Cristo en la cruz), entre otros.En Ayacucho, la Semana Santa comienza con las procesiones del Señor de la Agonía, la Virgen Dolorosa y San Juan; en Catacaos, Piura, la gente viste de negro en señal de luto por la muerte de Jesús; en Mollendo, Arequipa, se celebra la procesión del Santo Sepulcro; en Surco, Lima, grupos de varones vestidos de blanco con cucuruchos en la cabeza pasan la noche del Jueves Santo en vigilia acompañando a Cristo en su Pasión. Asimismo, en varios lugares de nuestro país se celebra el Sermón de las Tres Horas, tradición comenzada por el padre Francisco del Castillo, jesuita limeño del siglo XVII, cuya causa de beatificación se encuentra en marcha. A pesar de los cambios de época y la creciente secularización, podríamos decir que en general hay en estos días un clima religioso que invita a la reflexión. En efecto, las tradiciones religiosas propias de la Semana Santa, lejos de dejarnos en la exterioridad de estas prácticas, deben ser motivo para detenernos a pensar y meditar. La conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo durante el triduo pascual es una invitación a reflexionar en torno al sentido profundo de nuestra existencia. San Ignacio de Loyola fue un maestro espiritual en el arte de saber detenerse a pensar. El discernimiento ignaciano es, ante todo, un ejercicio cordial que lleva a la persona a examinar con agudeza el rumbo de la propia vida. A través de la pregunta ?¿a dónde voy y a qué??, Ignacio enseña a evitar las trampas que solemos ponernos a nosotros mismos y, en consecuencia, a actuar con recta intención. Pero el examen de nuestro modo de actuar no es una mirada intimista que busca una suerte de perfección moral. El...

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