Los recursos pesqueros serán redistribuidos

Adaptarse o morir. El aumento de las temperaturas está obligando ya a numerosas especies a cambiar sus hábitos y a desarrollar nuevas estrategias para buscar alimentos. Por ejemplo, a medida que se reduce la extensión de la capa de hielo en el Ártico, los osos polares se ven obligados a recorrer distancias más largas para encontrar comida y refugio. Tener que nadar largas distancias no sólo pone en peligro sus vidas, pues la fatiga y la escasa cantidad de grasa almacenada en sus cuerpos les hace más vulnerables, como se aprecia en la foto de un oso polar desnutrido tomada por la fotógrafa Kerstin Langenberger en las Islas Svalbard (Noruega) este verano. También sus crías corren mayor riesgo de morir ahogadas. En los últimos años se ha documentado cómo algunos ejemplares comían especies que hasta ahora no estaban en su dieta, como delfines.

Todos los seres vivos tendrán que adaptarse para evitar su extinción. Y una investigación publicada esta semana en la revista Nature Climate Change se ha centrado en estudiar el impacto que el cambio climático tendrá en el futuro en las especies que habitan en el mar.

En concreto, han realizado proyecciones hasta el año 2100 para casi 13.000 especies (12.796 exactamente), doce veces más que los estudios que se habían llevado a cabo hasta ahora. Los autores sostienen que el calentamiento de los océanos causará cambios profundos en la distribución global de la biodiversidad marina y afectará a los recursos pesqueros, aunque predicen que muchas de las especies serán capaces de adaptarse y sobrevivir.

Las que viven en zonas tropicales o cerca de ellas tienen mayores posibilidades de extinguirse.

El principal mensaje de nuestro artículo es que, indiferentemente del camino seguido en cuanto a las emisiones, el calentamiento de nuestros océanos promoverá la relocalización de muchas especies. Algunas regiones experimentarán pérdidas netas de biodiversidad, particularmente en los trópicos, pero otras muchas ganarán más especies de las que perderán

, explica a EL MUNDO Jorge García Molinos, coautor del estudio e investigador del Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Japón (Nies).

Este fenómeno, añade, «provocará una homogeneización de las comunidades marinas entre distintas regiones y pondrá en contacto especies que hasta ahora ocupaban nichos ecológicos distintos».

Uno de los efectos de estos cambios será la redistribución de los recursos pesqueros: «Conforme las especies se desplacen en respuesta...

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