Los recuerdos de una tarapaqueña peruana

Por Luis Silva Nole

Un día como hoy, hace 133 años, Chile le declaró la guerra al Perú, conflagración que nos arrancó de cuajo Arica y Tarapacá, y elevó a Tacna hasta los ribetes de heroica y resistente. Tarapaqueños peruanos, como Carlota Hernández Carreño, atesoran en su memoria vívidos relatos derivados de aquel cruento capítulo de nuestra historia.

Sentada en el sillón principal de su casa, en la urbanización Tarapacá, en el Callao, Carlota, devoradora de las obras de Vargas Llosa y Dickens ??no leo novelitas rosas??, evoca el pasado.

? ¿Cómo fue su salida de Iquique en plena época de chilenización?Yo era una bebe, pero mis padres me contaron. Mi papá se llamaba Carlos Enrique Hernández Osorio. Él había nacido en Pisagua un año antes del inicio de la guerra. Los chilenos destruyeron su partida de nacimiento. En Iquique, capital de Tarapacá, le iba bien, trabajaba en una compañía de transporte y teníamos casa propia en la mejor avenida. Fue cuando comenzó la hostilidad contra los peruanos que mi padre decidió venir al Callao. Lo perdimos casi todo.

? ¿De qué tipo de hostilidad habla?Mi papá no podía salir de noche porque lo podían matar. Los peruanos que no querían chilenizarse amanecían muertos en las calles, por balazos o cuchilladas. ¿Cómo mi papá iba a querer chilenizarse si era hijo de un marino héroe de Abtao y combatiente de la Guerra del Pacífico? Su padre, Fermín Hernández Almadana, fue capitán de fragata. Cuando aún era guardiamarina, fue uno de los que trajeron al Callao los monitores Manco Cápac y Atahualpa desde Estados Unidos.

? ¿Y a su padre le pasó algo?Perdió el trabajo. Cuando quería comprar algo, no le vendían. Nos marcaron la puerta de la casa. Cuando los chilenos marcaban una puerta significaba que el peruano que ahí vivía iba a morir. Incluso en los 28 de julio, los chilenos rompían a la fuerza las puertas de las casas donde los peruanos celebraban.

? ¿Y cómo lograron venir al Perú?Tuvimos que salir casi a escondidas. Dejamos la casa. Ni siquiera mi padre la pudo vender. Él agarró lo que tenía más valor. Logró sacar incluso algunos muebles gracias a algunos amigos de dinero. Nos llevó a mi madre [Rebeca Carreño Ballón] y a mis hermanas Consuelo, que tenía 8 años, y Ángela, que era más bebe que yo, a la casa de unos españoles y luego nos embarcamos. El Perú mandaba lanchas para sacar a nuestros compatriotas pobres, pero mi padre pagó para venir cómodos todos en el buque Chancay.

? ¿En realidad cuánto perdió su...

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