La reconstrucción como oportunidad

Por Roberto Abusada SalahLa desolación y muerte que vienen causado los desastres naturales ha llevado al gobierno y a la población a una positiva movilización pocas veces vista. Ello ha dado un necesario respiro político después de un período marcado por un ambiente de confrontación, abriendo a la vez un espacio de cooperación política cuya duración dependerá de la eficacia en que se siga manejando la crisis y la eficiencia con que se enfrente la reconstrucción. Terminada la crisis se harán patentes otros problemas como las demoras en las obras, las emergencias sanitarias o los efectos en el crecimiento de la economía. Pero también, al desnudar de manera dramática errores del pasado, la crisis ha abierto una enorme oportunidad para enfrentar problemas de larga data. No es del todo correcto llamar ?desastre natural? a la situación actual. Gran parte de la penuria por la que pasan hoy centenas de miles de peruanos es producto de la ignorancia, la indolencia y el desinterés de un Estado débil, ausente y muchas veces corrupto. Se culpa a ?la gente? de irresponsable al asentarse en lugares peligrosos, pero no se dice nada de la inexistente política de desarrollo territorial, ni el hecho de que en el Perú son los traficantes de terrenos y los acaparadores de tierras quienes obligan a los ciudadanos más pobres a asentarse en los lugares más expuestos. A los primeros, el Estado deberá enfrentarlos con la misma dureza que se debe enfrentar al narcotráfico. A los segundos, deberá imponerles impuestos a la tierra que acumulan con fines puramente especulativos, sin plan alguno de desarrollo. Tampoco es correcto llamar ?natural? a un desastre causado por obras de prevención mal hechas en el pasado. Existen innumerables ejemplos de obras, como aquellas efectuadas después del fenómeno de El Niño de 1983, que siguen cumpliendo su cometido al lado de otras efectuadas con increíble incompetencia. Para que el siguiente evento natural no sea tan devastador, la tarea de la reconstrucción debe partir de un plan con visión de futuro donde se ponga énfasis en la oportunidad para remediar males endémicos de nuestras políticas públicas. Esta es la oportunidad para empezar a planificar ciudades, terminar con el tráfico de terrenos, reconstruir carreteras y puentes de manera técnica, rápida y eficaz, reformar de raíz a decenas de empresas de agua y saneamiento de todo el país, y apoyar de manera inteligente al pequeño agricultor. Esta reconstrucción debe marcar...

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