Los recicladores y su servicio ambiental a la ciudad.

AutorCabrera, Teresa
CargoLIMA, HORA CERO

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

En Lima, como en la mayoría de ciudades de la región, la gestión de residuos urbanos es "dual": lo que ya no tiene uso, esto es, la basura, es recogido por el servicio brindado por las municipalidades --directamente o a través de una empresa concesionaria--; y lo que puede transformarse en insumo para la industria --los desechos-- es recuperado y conducido a procesos de reciclaje. Esta recuperación pocas veces se hace por la vía oficial, no forma parte de las políticas municipales. Las personas y familias que se dedican a buscar, limpiar, segregar y vender materiales con valor comercial que son descartados por hogares, comercios y oficinas --los llamados "recicladores"-- son una legión de "trabajadores invisibles" que requieren de la intermediación de acopiadores al menudeo para que sus productos alcancen la esfera de los grandes depósitos y de los mayoristas que abastecen a las industrias. Su relación con los municipios, como tantas otras pequeñas economías en la ciudad, transcurre entre programas parciales e inestables, cuando no entre incomprensión e incluso represión directa.

Pasadas las seis de la tarde, Margarita y su hija Sonia salen de casa --en Independencia, al norte de la ciudad-- y abordan una mototaxi que las llevará hasta el paradero de la avenida Túpac Amaru. Desde allí, en micro, tardarán entre cincuenta minutos y una hora en llegar a la cuadra diez de la avenida Brasil, punto de partida de su caminata alrededor del mercado de Jesús María. Buscan plástico, botellas de plástico, también cartón. Pasan revista a las papeleras del damero comercial y los tachos de algunas galerías --previo acuerdo con los vigilantes--, además del rápido escrutinio de los paquetes de desperdicios puestos en fila en las veredas por los vecinos. Deben adelantarse al paso del camión recolector de la municipalidad. En cuestión de horas, madre e hija han recuperado varias docenas de envases de agua, refrescos y gaseosas de los cientos que se consumen durante la jornada. Sumando lo de Margarita y compañía a lo que recogen los cerca de veinte mil recicladores que se calcula operan en Lima, unas 1800 toneladas de productos que aún pueden sernos útiles se salvan de ir a rellenos sanitarios, ahorrando astronómicos cálculos sobre la degradación de la materia y varios millones de soles a los municipios, que no solo pagan por enterrar su basura en Portillo Grande (sur), Zapallal (norte), Huaycoloro (este) o CASREN (Callao), sino también...

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