Los rebeldes latinos recurren al pragmatismo

El año pasado, Cristina Fernández, la presidenta izquierdista de Argentina, juró que su país nunca devaluaría su moneda. Sin embargo, hizo precisamente eso en enero de 2014. Hace seis años, Rafael Correa, el presidente izquierdista de Ecuador, conocido internacionalmente por albergar al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en la embajada londinense de su país, dejó de pagar US$3,2 mil millones de su deuda soberana. Ahora, curiosamente, antes de la emisión prevista de bonos por US$700 millones, Correa está cortejando a los mismos inversionistas internacionales que una vez tildara de ?monstruos?. Incluso la Venezuela socialista está dando muestras de pragmatismo al liberalizar parcialmente el control de cambios. Los inversores se animaron y los mercados han festejado: pareciera que los ?chicos malos? de América Latina están comenzando a poner sus economías en orden. Esta es una inversión interesante de los acontecimientos recientes. Durante la última década, estos tres países ?además de sus aliados en el llamado grupo ALBA (Bolivia, Nicaragua y Cuba comunista)? han recalentado casi todos los clichés de la retórica antiimperialista de la década de 1970 para criticar la arrogancia occidental y las fuerzas impersonales del neoliberalismo. Durante mucho tiempo, pudieron permitirse semejantes espectáculos. Los precios de las materias primas eran elevados y había una abundante liquidez internacional. China también era generosa con sus préstamos multimillonarios. Los vínculos Norte-Sur estaban fuera; solo contaba el comercio Sur-Sur. Esos puntos de vista no representaban la opinión mayoritaria en América Latina; el grupo ALBA representa solo el 10 por ciento de los US$6 billones de la producción económica anual de la región. Pero fueron sin duda los puntos de vista más ruidosos. Para quienes concordaban, eso era suficiente. Ya no. Las tasas de interés de Occidente están aumentando y la desaceleración de la economía de China ha puesto a raya los precios de las materias primas. Beijing también ha comenzado a frenar su expansión crediticia, tanto en casa como en el extranjero. Según varios informes, problemas con ciertos negocios conjuntos han puesto a prueba la paciencia de Beijing con Venezuela y Argentina. En el futuro, las inversiones chinas en la región, especialmente en infraestructura, se concentrarán probablemente en...

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