La rebelde del salón

Por Julio Escalante Rojas

Maribel Abarca ha tenido el cabello de todos los colores. Ha sido rojo, guinda, fucsia y melón. Era la cabeza perfecta para experimentar con la gama cromática de tintes de peluquería. Hace tres años estaba rubia y fue entonces que conoció al hombre con el que recientemente se casó. Y lo ha mantenido del mismo color ?porque a él le encanta el rubio?. Ella se especializó como colorista, una experta en hallar el tono exacto de tinte según la forma del rostro, el tipo de corte y hasta el estilo de vida.

Maribel nació en San Ignacio (Cajamarca). Era la segunda de nueve hijos. Era la rebelde que quería dejar su casa para venir, de todas maneras, a Lima. ?Yo creía que si me quedaba allí mis dos opciones eran casarme o estudiar enfermería, como varias chicas de mi edad?. Ella tenía 17 años, aún no sabía hacer nada pero quería trabajar, ganar su dinero y ser independiente.

Un tío que vivía en Lima le consiguió empleo en un salón de belleza en Balconcillo. Era la asistente que tenía que barrer, limpiar, resolver problemas. Le pagaban solo S/.320. Pero un año después, solo mirando, ya había aprendido a cortar, peinar y teñir, y comenzaron a pagarle comisiones por cliente atendido. Entonces se mudó a vivir a un cuarto alquilado frente a la peluquería. No tenía que gastar en pasajes. ?Me di cuenta de que me gustaba, tenía el arte en las manos, quizá era hereditario?, dice. Su madre siempre cortaba gratis el pelo a los niños y vecinas del barrio.

?A los 20 años yo ganaba 2.000 soles y no era un dineral?. Maribel Abarca siguió capacitándose y cambiando de lugar de trabajo. En un salón pasó ocho años y comenzó a ir a ferias y talleres (hasta hoy sigue viajando al extranjero para aprender). Era una estilista empírica que necesitaba técnicas. La aspiración de algunos estilistas jóvenes es conseguir un empleo fijo en un salón grande y famoso. Otros, como Maribel, apuestan hasta lo que no tienen por el negocio propio. Ella abrió su primer salón en un lugar alquilado de San Borja. Tenía 40 m2, cuatro sillas y la ayudaban dos personas. No se equivocó. Sus clientas de siempre la fueron a buscar y por recomendación llegaron más.

?Tienes que ser creativa, el arte de una colorista es crear tonos?, dice. Ha participado en diversos eventos auspiciados por marcas de productos para el pelo y cosméticos. Hace...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR