Ramón Ferreyros celebra sus 30 años como piloto

Aquella tarde fría del 19 de mayo del 2002, sobre el podio del estadio de Córdoba del Rally Mundial de Argentina, Ramón Ferreyros se convirtió en un mito. Aquella tercera victoria en la categoría Autos de Producción fue la que lo convirtió en figura. Así como el vóley tuvo su punto de quiebre en aquella final de los Juegos Olímpicos de Seúl 88, el automovilismo peruano no volvió a ser el mismo después de aquel baño de champagne. Aquel día aprendimos a mirar el mundial como una posibilidad y dejar de mirarnos el ombligo. Él fue el primero en soñar, ganar y enseñar.

"Cuando era chico yo quería correr autos, pero a mis papás les aterraba la idea. Por eso cuando me dijeron donde estudiar yo busqué una universidad en Estados Unidos en un estado que tuviera un campeonato de rally competitivo para aprovechar. Así me fui a California donde recuerdo canjeaba mis cupones de comida por piezas para preparar mi auto de carrera”, recuerda Ferreyros sobre su debut. No pasó mucho tiempo hasta que sus padres cayeran en la cuenta de que Ramón no estaba yendo a clases y que, curiosamente, estaba extremadamente delgado. "Mi pasión era tal que mi papá me dijo: ‘Si quieres ser piloto en serio, averigua dónde puedes aprender’”, rememora Ramón. Así fue como centró la mirada en Gran Bretaña a donde llegó con una bolsa de ropa y sin tener claro dónde dormir la primera semana. En Inglaterra, instaló alfombras y hasta reparó vehículos, todo con el único anhelo de conseguir su sueño. "En esos días aprendí que si estás focalizado en tus objetivo y no te distraes todo lo puedes conseguir”, admite el piloto.

Cuando Ramón regresó al país, en 1994, llegó con el título de campeón europeo de...

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