Lo que queda en el limbo

Por Juan Paredes Castro

El gobierno se mueve entre el acierto, el error y el limbo. Los alterna y los combina, día a día.

Hay razones detrás de cada decisión que esperan mayor transparencia. Sabemos, por ejemplo, a donde va la política económica, pero la composición del directorio del BCR tiene todavía en el Congreso una espada de Damocles.

El Congreso cumplió con lo que el gobierno quería. Ha puesto en la calle a quince embajadores de carrera, adelantándoles la jubilación de ley. La renovación generacional estaba perfectamente prevista en el retiro a los 70 años. ¿A qué sobrevenía el apuro de despedirlos?

A ello se añade la insólita práctica de consensuar la política exterior con la ?sociedad civil?. ¿No es que el presidente de la República fija la política exterior? ¿Y no es la representación del Congreso la que la convalida y fiscaliza?

Qué poco debe importar nuestra relación con Venezuela, como país (no como coto de caza de la dictadura de Hugo Chávez) y como morada de tantos compatriotas nuestros, que el gobierno resuelve nombrar como embajador a un señor que más temprano que tarde va a poner en aprietos el cargo más de lo que ya empezó a hacerlo.

Creemos que el presidente Humala, el canciller Roncagliolo y el vicecanciller Meier deben salir a decirle al país en algún momento qué política...

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