Una propuesta sobre el precio al carbono en Perú

AutorMichael Jakob
CargoAmbientalista

En los últimos años, se han introducido al Perú varias políticas energéticas y climáticas, incluidas la Estrategia Nacional del Cambio Climático y la Contribución Nacional al Acuerdo de París (INDC, según sus siglas en inglés). Sin embargo, ninguna de esas medidas incluye poner un precio a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para mitigar el cambio climático.

Por eso, analizamos esta posibilidad desde la perspectiva del bienestar social. A partir de las experiencias con los cánones utilizados para la gestión de los ingresos de industrias extractivas (minería e hidrocarburos), investigamos qué tipo de obstáculos podrían dificultar la introducción de un impuesto al carbono y sobre todo el uso de los ingresos asociados de una manera que promueva el desarrollo humano.

Energía

Entre 1990 y 2013, en el Perú, el consumo de energía creció hasta más del doble. Aunque el petróleo todavía constituye la forma de energía más importante y su consumo sigue creciendo, su aporte disminuyó de casi el 58% en 1990 hasta alrededor del 45% en 2013. Este desarrollo está relacionado con el descubrimiento y explotación del gas natural, que ha reemplazado a centrales de petróleo en el sector eléctrico y ahora supone el 27% del uso total de energía. Por tanto, casi toda la electricidad procede del gas natural (40%) y centrales hidroeléctricas (54%) (IEA 2015).

Al mismo tiempo, las emisiones de GEI casi se duplicaron, con subidas pronunciadas en la industria, la electricidad y el sector transporte, que juntos suponen casi un tercio de las emisiones totales. La fuente más importante es el Uso de Suelo, Cambio en el Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS), que suman el 44% de las emisiones. En 2012, las emisiones per cápita eran de 5.2 toneladas de GEI (tCO2-eq.), cerca del 20% por debajo del promedio mundial de 6.6 tCO2-eq. (CAIT 2014). Para prevenir una subida ilimitada de las emisiones, el Gobierno peruano ha adoptado varias políticas ambientales.

Políticas del Clima

El INDC incluye el objetivo de reducir las emisiones respecto a un escenario sin políticas climáticas (BAU, ‘business-as-usual’) que prevé emisiones anuales en 2030, que son un 75% más altas que en el 2010. El Gobierno peruano aspira a reducir el 20% por debajo del nivel del BAU, o del 30% con apoyo internacional; el 60% de las reducciones deberán provenir del sector USCUSS (Uso De Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura).

Aunque estas políticas resultarían en crecimientos de las emisiones, podrían constituir un primer paso para esfuerzos más ambiciosos en el futuro.

Las energías renovables accesibles son probablemente la motivación más importante para reducir las emisiones. En este momento, los productores se ven obligados a producir el 5% de la electricidad de fuentes renovables no tradicionales, como solar, eólica, biomasa y pequeñas centrales hidroeléctricas. La remuneración para estas energías se determina en una subasta anual. En la última subasta, había ofertas para la energía eólica a 3.8 céntimos por kilovatio hora (USc/kWh) y la energía solar a 4.8 USc/kWh. Aunque las energías renovables serían competitivas a tan bajos precios, no se permite venderlas en el mercado de electricidad, debido a la ocurrencia variable de las fuentes solares y eólicas y la dificultad de asegurar la estabilidad de la red (Vagliasindi and Besant-Jones 2013).

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