?Mis profesores me decían que lo que yo hacía no era arte?

Por MARIBEL DE PAZ

Junto a la puerta, el dibujo de un diablo sonriente da la bienvenida. Entrando, una de sus piezas sentencia: ?Vendo mi alma?. Más allá, quizá uno de sus más difundidos planteamientos: ?El arte es mierda a colores?. Estamos en Chorrillos y, atravesando el umbral de la casa de Herbert Rodríguez, su arte parece estar por absolutamente todos lados. Sobre el suelo. Apilado en mesas. Contra la pared. En la azotea. Pegado en una columna, un mensaje de abrumadora carga destaca: ?Reparar siglos de desigualdad social y cultural?.En pleno trabajo de catalogación de cuatro décadas de arte contestatario y rabioso, Rodríguez disfruta ahora lo que podría considerarse el descubrimiento de su obra en el extranjero con la adquisición de 17 de sus piezas por el Museo Reina Sofía de España, país al que el artista llegó hace unas semanas integrando el contingente de peruanos que participaron de la feria ARCOmadrid. La obra de Rodríguez, según el propio museo, ?permitirá la delineación de una historia de prácticas gráficas que interpela el espacio público como una arena de diálogo social?.Verborreico por naturaleza, Rodríguez empieza de saque: ?Lo que el Reina Sofía ha adquirido tiene que ver con un ?descubrimiento? de una tendencia artística de arte y política que ha estado ahí desde siempre, pero que no era visible porque fue estigmatizada como panfleto. Hay un cambio de mirada, y las historias del arte están revisándose. Ahora yo estoy disfrutando algo que fue muy complicado en su momento en cuanto al sentido de, justamente, el por qué hacerlo. Tengo miles de motivaciones, que son políticas, existenciales, de todo tipo, y esto lo descubren pasado décadas de cuando lo hice, en un contexto en el cual llega acá por influencia externa. Yo no tengo ninguna exposición en el MALI, y este año ya cumplo 60 años?.? ¿Y cómo lo sientes? ¿Acaso como una reivindicación?Como disfrute. Yo tengo muchos textos en los cuales hablo del desaliento, el para qué, el no pasa nada. En este país la cultura era la última rueda del coche. Siempre pensé que lo que hacía era válido, pero que mi colección particular la iba a dejar de legado a mi familia, porque es tan conservador este medio? Ya no soy tan rabioso, aunque la rabia se mantiene porque finalmente la situación hay que cambiarla, pero como que ya tiré la toalla. No sería explicable que mi obra esté en ARCOmadrid, por ejemplo, si no hubiera habido curadores que ya me coleccionan, teóricos que consideran...

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