¿Procesada y candidata a la vez?

Por Hugo Alconada MonProsecretario de redacción del diario ?La Nación?La vida fuera del poder ha sido complicada para Cristina Fernández. Tras dejar la presidencia, en diciembre del 2015, le ha tocado afrontar tres indagatorias en los tribunales y ver a sus hijos Máximo y Florencia correr similar suerte. La detención de Lázaro Báez y el procesamiento de Cristóbal López, los dos empresarios más cercanos a su gestión, son otros titulares incómodos para quien fuera la mujer más poderosa de la Argentina. Administración fraudulenta, lavado de dinero, encubrimiento en el Caso AMIA y enriquecimiento ilícito, esas son algunas de las imputaciones que le auguran una larga pasantía por los juzgados. Por lo pronto, cada una de sus visitas a la sede judicial supone un enorme despliegue de simpatizantes y fuerzas de seguridad. Las citas formales devienen en desordenados actos políticos. Meses atrás, hasta se animó a improvisar un mitin en los exteriores del juzgado. ?Me pueden citar 20 veces, pero no me van a callar?, proclamó desafiante. Dentro de los tribunales aún no habla. Pese a estar llamada para declarar, nunca intercambió palabras con los magistrados. Ha elegido defenderse con escritos. Sin embargo, el curso de los procesos tuvo un cimbronazo en abril, cuando el juez Claudio Bonadio elevó a juicio oral la causa dólar futuro. La ex presidenta deberá abandonar la estrategia de las hojas silenciosas y sentarse, por primera vez, en el banquillo de los acusados. En esta causa, Cristina Fernández y ex funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central figuran como responsables de generar una pérdida de 55 mil millones de pesos (unos US$3.500 millones) al patrimonio estatal. Por el delito de administración fraudulenta el Código Penal fija penas máximas de seis años de prisión. Pese al escándalo mediático que generará la imagen de Cristina Fernández procesada, diversos analistas consideran que es la causa que menos la compromete. ?Revisar quiénes se beneficiaron con esta venta no aclara el panorama sino que confunde más, porque pertenecen al empresariado histórico, cercano a todos los gobiernos de turno?, refiere Pablo Knopoff, de Isonomía Consultores, a El Comercio. ?Se resolverá en términos técnicos. No creo que esta causa afecte la privación de su libertad; más bien, Cristina puede usarla como una plataforma política de cara a las elecciones legislativas. Es hábil para eso?, apunta Roberto Starke, director de la consultora Starkelabs a este...

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