Una princesa en peligro

Por FernandoRospigliosi

En el verano del 2015, una fuente confiable me contó que una madrugada del año anterior, el presidente Ollanta Humala había convocado de urgencia a Palacio a los funcionarios que tenían que ver con la licitación del gasoducto del sur y los había conminado: Odebrecht tiene que ganar, fue la directiva. Horas después, cuando en acto público deberían abrirse los sobres, se anunció que el otro postor quedaba descalificado y, por tanto, Odebrecht era el triunfador. El perdedor protestó, pero nadie le hizo caso. La orden del presidente se había cumplido.En ese momento no había manera de comprobar las fundadas sospechas sobre la cuestión. Hoy día, a la luz de las nuevas informaciones reveladas por el periodista ecuatoriano Andersson Boscán, todo indica que, en efecto, se pagaron varios millones de dólares para conseguir que se adjudique la obra a la empresa brasileña que presentó una oferta por más de siete mil trescientos millones de dólares. El representante del consorcio perdedor, Alejandro Segret, dijo en ese momento que ?hubiésemos sido ganador si no hubiéramos sido descalificados en forma que podríamos calificar de irregular?, porque su oferta era US$136 millones menor (El Comercio, 30/6/14).Los fiscales peruanos a cargo de Lava Jato al parecer no han investigado seriamente el caso del gasoducto del sur porque no habían descubierto nada hasta que, inesperadamente, surgió la información que alguien había copiado de los servidores de Odebrecht y que, según Boscán, la empresa había tratado de borrar para ocultar sus delitos. La misma empresa reformada que hoy colabora plenamente con la justicia, según dicen los héroes de la coalición vizcarrista.Ahora los fiscales, y la prensa que los secunda, pretenden presentar el asunto como una graciosa cooperación de Odebrecht, cuando es obvio que no les ha quedado otra alternativa luego de que se revelaran los pagos provenientes de la caja 2.El tema más importante es, sin embargo, que el contrato del gasoducto incluye una cláusula anticorrupción. Si el gobierno y la fiscalía la invocan, la empresa no podría seguir reclamando los US$2.000 millones que exige ahora por lo que avanzó en la construcción (El Comercio, 11/7/19). Pero no es seguro que eso ocurra. El comportamiento complaciente que han mostrado hasta ahora con Odebrecht lleva a suponer que quizá pasen por alto el hecho de que la empresa y sus funcionarios mintieron.Una de las razones por las que...

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