Presente distópico

Por Periodista

Un partido de fanáticos religiosos toma el poder en Estados Unidos y las mujeres son víctimas de una represión brutal. No pueden acceder a cargos importantes, no se les permite cultivarse y las únicas funciones que pueden ejercer son las de ofrecer sus vientres para que se reproduzcan niños o desarrollar labores domésticas. Los hombres poderosos tienen derecho a usarlas como esclavas para procrear y la menor rebelión se castiga con la muerte o terribles torturas. No todas las mujeres son víctimas: las esposas de los gobernantes, en su mayoría estériles, serán quienes críen a los bebes que las esclavas conciban.El argumento, que presento acá simplificado, pertenece a la novela ?El cuento de la criada?, de la escritora Margaret Atwood y fue escrita en 1988. Su éxito rotundo, sin embargo, llega casi treinta años después. Atwood ha vendido desde el 2017 más de tres millones y medio de copias solo en Estados Unidos, y la serie que se produjo basada en el libro ha ganado múltiples premios. Si a eso le sumamos la cantidad de títulos que han aparecido con la misma temática y con gran éxito editorial, vale la pena preguntarse ¿qué está pasando? ¿Por qué las novelas que pintan futuros horrendos para las mujeres de pronto se ponen tan de moda?La respuesta se esconde en una sola palabra: miedo. Empezamos el siglo viendo cómo la mujer se abría camino en espacios que le habían sido hostiles: lograba mejoras salariales, levantaba su voz para hacer respetar su cuerpo, se aprobaban leyes en favor del aborto, se lograba condenar a un abusador legal y públicamente. Basta con ver publicidad o películas de finales de los noventa para entender cuánto estábamos cambiando, imágenes, bromas y mensajes misóginos que hoy serían impensables se usaban sin ningún pudor hace veinte años.Faltaba mucho, sí. Pero avanzábamos con la convicción de que el espacio ganado ya no nos lo arrebataría nadie. Que un cambio de paradigma en favor de un mundo más igualitario se echaba a andar. Mujeres y miembros del colectivo LGTBI copaban orgullosos las calles en marchas para...

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