El precio del oxígeno

Por Economista

Creer a estas alturas en el control de precios es como creer en el flogisto, aquella sustancia cuya existencia postulaban los alquimistas en el siglo XVII para explicar la combustión, antes de que Lavoisier demostrara que esta se debía al contacto del carbono y el hidrógeno con el oxígeno. El oxígeno, precisamente, ha ocasionado en estos días una reacción, no digamos violenta porque no ha habido violencia en las palabras, pero sí inmediata y encendida. El alza de su precio, en el momento de mayor necesidad, ha causado indignación entre el público y las autoridades, que han recurrido a la vieja idea, tantas veces refutada por la experiencia, del control de precios para apagar el fuego.Como se ha reportado en la prensa, un balón de 10 metros cúbicos, que normalmente se vendía a 600 soles, se ha estado vendiendo hasta en 4.800 soles. La indignación es comprensible, pero no es una buena consejera; no, al menos, cuando se trata de legislar. Hay que analizar las causas del fenómeno para encontrar la mejor manera de enfrentarlo.La raíz del problema es que no hay suficiente oxígeno medicinal para atender a todos los pacientes de coronavirus cuyas vidas dependen de él. La pandemia ha generado un desbalance entre la oferta y la demanda; en una palabra: escasez. Cuando hay escasez, es inevitable racionar la oferta. El alza del precio es una forma de racionar la oferta, pero no es la única. Se la puede racionar también por orden de llegada, que es lo que hace el control de precios (si se cumple). En cualquiera de los dos casos, el oxígeno disponible alcanza para un determinado número de pacientes y no más. La pregunta es cuál de estas dos formas de racionamiento ayuda a acabar más rápido con la escasez.Dejar que suba el precio tiene la ventaja de estimular un...

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