Pragmatismo de los ignorantes

Por Carlos Meléndez. Politólogo

Hay dos tipos de pragmáticos: aquel que conoce todas las alternativas posibles al momento de tomar una decisión, la cual asume suspendiendo criterios ideológicos, coherencias programáticas o intereses partidarios, y calculando los resultados políticos de dicha acción. El otro es un pragmático por default. Aquel que no sabe qué hacer, que no prevé, que habita entre la luna de Paita y el sol de Piura, que solo atina a apretar el botón del piloto automático con más fe que ciencia.

El pragmático por default calla. La mudez es la mejor aliada de la ignorancia, es el reflejo primario de quien no quiere meter la pata ni en los ?asuntos menores? ni en las fragatas diplomáticas. Sus ayayeros aplauden y elevan su callada manera a la altura de una gesta política. Castañeda Lossio se convierte así en un precursor; Humala, un héroe del silencio.

Este tipo de animal ?antipolítico? de nuestros tiempos rechaza las ideologías, cualquiera que estas sean. Las doctrinas políticas ?las de nuestro agrado o las que nos producen urticarias? proveen panorama, visión a largo plazo, coherencia en las políticas. Las ideologías en sí no son nocivas, no contaminan los ríos cajamarquinos? como diría el presidente. Por el contrario, diseñan el norte. Pero a estas alturas va quedando claro que sea quizás el agua de Palacio la que esté infectada de analfabetismo político. El desprecio por las ideologías es finalmente un homenaje a la ignorancia.

El pragmático improvisado está rodeado de escuderos que defienden sus mezquinos intereses y de ambiciosos con la vista bien gorda. Gobernar se convierte en una frivolidad para satisfacer la autoestima (saludamos, sí, que lo único ?azul? en el oficialismo sea...

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