?Potrillo? que estás en el cielo

Por Elkin SoteloEn un chifa de la avenida Manco Cápac en La Victoria solían almorzar ?Los Cotizados?, morenos admirados por ser las figuras de Alianza Lima en la década del ochenta. Eran José Casanova, Pacho Bustamante, Daniel Reyes, entre otros de un garbo especial, pero quien resaltaba más, indudablemente, era Luis Escobar, el goleador.Un niño con una canasta llena de golosinas ingresó esa tarde al chifa sin notar que a quienes les ofrecía chicles y caramelos eran ?Los Cotizados?. Lucho, que cuando hablaba todos debían oír, preguntó: ?¿Cuánto vale toda tu canasta??. El niño no entendió y antes de responder ya tenía un billete en la solapa de manos del ?Potrillo?, quien siempre impresionaba con gestos.En otra ocasión, César Loyola, jugador del Cristal y amigo de ?Los Cotizados?, había hecho una invitación. Su club le había regalado un departamento en La Florida y quería estrenarlo con una fiesta. Escobar no sabía qué hacer porque ese sábado tenía partido en provincia con Alianza, así que se le acercó a Marcos Calderón y le dijo: ?Profe, esta semana voy a parar, ya que siento un tirón en la pierna?.El ?Oso?, viejo zorro del fútbol, replicó de inmediato: ?Usted juega Lucho, no me mienta, ya sé que Loyola está haciendo una fiesta?. Viéndose descubierto, Escobar levantó la apuesta. ?Ya pues profe, usted sabe que si no juego ahora, para la próxima semana que es el Clásico voy a estar contento. Voy a hacer tres goles y todos cobramos premio?.Una más. Eran los tiempos de hegemonía en el boxeo de Ray Leonard y Escobar era su fiel seguidor. En cada pelea, ?Los Cotizados? se reunían a ver la televisión y algo dejó conmocionado al jugador. El relator presentaba la contienda y mencionó que más de 20 mil personas rugían en el Caesars Palace de Las Vegas por ?Sugar?. Luis se paró delante del televisor dirigiéndose a sus compañeros y amigos, y dijo con las manos en alto: ?A mí, en el Clásico me ovacionaron 40.000 personas.Soy más que ?Sugar??.Aquel ?Potrillo? agrandado y díscolo venía antecedido de una historia misteriosa. Su madre, Carmen Agurto, dio a luz en 1967 a un niño al que llamó Luis, pero que tardó dos años en inscribirlo en los registros. El padre biológico era un hombre...

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