La protesta de la derecha populista blanca y la debacle del invencible Obama.

AutorDe Rivero, Oswaldo
CargoINTERNACIONAL

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Las estadísticas del Census Bureau de Estados Unidos y las de todos los estudios sociales estadounidenses, incluidos los de la CIA, revelan que la clase media ha venido perdiendo ingresos desde hace alrededor de veinte años y que esta tendencia se aceleró aún más durante el gobierno de George W. Bush.

Ahora esta situación ha empeorado dramáticamente porque, debido al colapso económico que siguió al crash de 2008, muchos estadounidenses con ingresos medios han perdido sus casas, sus empleos, sus pensiones, sus ahorros, su crédito y visto colapsar, como nunca, su poder adquisitivo. El premio Nobel de economía Robert Solow calcula que, como consecuencia de la crisis, la clase media estadounidense ha visto esfumarse de sus bolsillos más de 650 billones de dólares que antes usaba para consumir.

Esta crisis ha sido como un latigazo que ha hecho que la clase media blanca, antes dócil y pasiva, salga de su silencioso sueño consumista y se vuelva hoy una multitud vociferante contra el gobierno de Washington. Su protesta se ha encarnado en buena parte en un movimiento de derecha populista, integrado por gente desconocida en política, llamado el Tea Party, cuyo nombre alude a los primeros insurgentes americanos de Boston contra la monarquía británica.

Al imitar la rebelión de Boston, el Tea Party se ha presentado como un movimiento que insurge de nuevo para defender los valores de la revolución y de la nación americana, pero esta vez contra el establishment político de Washington, acusado por el Tea Party de haber traicionado estos valores al no respetar los derechos del individuo, al meter sus narices federales en su vida privada e imponerles un sistema de salud socialista, al usar sus impuestos para reactivar la economía y al continuar aumentando el colosal déficit fiscal que endeuda cada vez más a todos los estadounidenses.

El Tea Party reclutó, con gran éxito, a un gran segmento de clase media blanca conservadora para las elecciones de la mitad del término del mandato de Obama. De cada diez votantes, cuatro lo apoyaron. Y logró este apoyo porque supo presentarse como la reencarnación del etos americano, del self made man, que prefiere tener empleo que estímulo económico del Estado. En esto, el etos americano es muy diferente del europeo, y especialmente del latinoamericano, que quiere siempre ayuda del Estado y sobre todo caudillos que le resuelvan sus problemas.

Además, el Tea Party...

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