Poeta en Nueva York

Por CZAR GUTIÉRREZLas cascadas del Perú, que se precipitan sobre abismos, son una sinfonía para quienes saben cantar en quechua. José María Arguedas cargaba una grabadora en el lomo de las mulas con las que subía a la puna. Cantaba huaynos en el estómago de los jets que lo llevaban a Europa. Las escuchaba en Berlín y La Habana. Caminando por Viena se acordaba de Felipe Maywa, ese indio viejo de San Juan de Lucanas que le contaba cuentos de aparecidos. En Nueva York los letreros le parecían idénticos a los castillos que hacía don Amílcar Astoyuro, maestro pirotécnico de Puquio. Con Odi Gonzales (Calca, 1962) pasa lo mismo. Vive en Greenwich Village, centro nuclear de la bohemia neoyorkina, la beat generation y el arte underground más potente. Oscila entre Arcade Fire y Los Amaru de Tinta. Entre Bowie y Condemayta de Acomayo. Dividido entre dos mundos, sirenas y condenados del Valle Sagrado lo visitan, mientras un hilo de jazz se filtra por la ventana de su habitación. Y escribe. Es el influjo de la tradición oral quechua que escuchó de niño con la dicción de una metrópoli insomne. Como el Inca Garcilaso, Guaman Poma o Gregorio Condori, runasimi mutilado entre dos lenguas. ?Errancia y sustancia??Kundera o Condori, no sé quién es mejor fabulador?, ironiza desde el saque en ?Ciudad ©oral? (Paracaídas Editores), 60 páginas de historia, musicología y lingüística en forma de versos, gracias a una pluma que trabaja su materia prima con pericia: ?consonante vibrante bilabial continuativa / fricativa alveolar aspirada / oclusiva palatal sonora?, términos metalingüísticos asépticos en el pulso de un orfebre que las hace relampaguear. ?Chillen, putas, las apremiaba Octavio Paz. Y eso es lo que intenté. El libro fue sometido a severos interrogatorios en control machete?, bromea Gonzales desde Manhattan. ?El poeta es, por naturaleza, un sujeto fragmentado, migrante, fronterizo. Articular esa descomposición con el lenguaje ha sido mi contienda desde el primer libro?, dice. Se refiere al bloque modulado sobre cuatro pilares: el cantar antropológico de ?Valle Sagrado? (1993), la recreación de un mito prehispánico en ?Tunupa/El libro de las sirenas? (2002), el museo pictórico de ?La escuela de Cusco? (2005) y la interculturalidad en ?Avenida Sol/Greenwich Village? (2009). Así, ?Ciudad ©oral? vendría a ser la lengua materna fragmentada en su desplazamiento quechua, español e inglés. Leerlo es volver a...

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