?Nos podían faltar cosas, pero nunca fuimos pobres?

Por Bartola

Acaba de cumplir 64 años, pero mantiene intacta la picardía adolescente. Tocan la puerta de su casa y grita divertida ?¡no hay nadie!?. Las risas estallan y la anécdota nos sirve para entrar en confianza con Adriana Esther Dávila Cossío, o simplemente Bartola, una de las principales voces de la actual música peruana.Por estos días la intérprete se prepara para debutar en el Gran Teatro Nacional con un novedoso formato: el concierto teatralizado ?Lo que no sabes de mi vida?. Con guion de Carlos Tolentino, serán 17 canciones las que, en clave de vals, bolero, tango y hasta salsa, representen diferentes episodios vividos por Bartola.Antes del espectáculo, ella nos revela algunos de los sucesos que marcaron su vida para siempre. Desde sus primeras carencias y alegrías hasta el descubrimiento de su voz; y también la estrecha relación con Augusto Polo Campos, el inolvidable recuerdo de su madre y la enfermedad que mantuvo en secreto.? ¿Qué recuerda de sus primeros años de vida?Mi callejón, que está en la avenida Surco 410. Yo vivía en el interior 3, en Barranco. Mis primeras vivencias son hermosísimas. Nací allí asistida por una comadrona, esposa de un médico. Viví en ese callejón hasta los 11 años y mis hermanas mayores hasta los 20 y 21 años.? ¿Cuántos hermanos tiene?Yo soy la quinta de nueve hermanos.? ¿Cómo recuerda la vida junto a ellos?Nosotros provenimos de una familia sumamente humilde. A veces la comida tardaba, pero siempre llegaba a nuestra mesa. Ya sea por mi mamá que lavaba, limpiaba y cocinaba en casas o por mi papá que era maestro de obra. A pesar de todo, mis padres siempre se preocuparon de que en Navidad o en 28 de julio tuviéramos algo nuevo. Mi mamá compraba sus telas con anticipación y nos cosía ropa. Toda la vida nos dijo que pobre es aquel que ha perdido la gracia de Dios. Nos podían faltar cosas, pero nunca fuimos pobres.? Era difícil sostener una familia tan numerosa…Mi madre tenía un empuje tremendo. Su fortaleza era inmensa a pesar de su metro y 45 centímetros. Ayudó a sus nueve hijos y hasta a mi padre a ser mejores. Por eso ella es una gigante para mí.? ¿Qué juegos nutrieron su niñez?Nosotros no teníamos muchos juguetes. A mis primos a veces les regalaban un palo de escoba con una cabeza de caballo. Uno iba adelante y todos los demás nos subíamos atrás. Así jugábamos. También usábamos camioncitos de madera. Mis primos, que eran seis varones, nos subían dentro y nos llevaban a tanta velocidad que daba...

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