Una poderosa señal de cambios

Por Presidente del Banco Interamericano de DesarrolloEl Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Este fin de semana, en el marco de la VIII Cumbre de las Américas, un grupo de líderes de algunas de las mayores empresas de nuestro hemisferio hizo una declaración pública a favor de la integridad y contra la corrupción.Específicamente, se comprometieron a no hacer aportes ilegales a campañas políticas, a no hacer obsequios o favores a funcionarios públicos y a no pagar sobornos para ganar licitaciones de contratos estatales.Para algunos, tales medidas podrán parecer como lo mínimo que se puede esperar de tales empresas. Visto desde otra perspectiva, sin embargo, este compromiso público no tiene precedentes en los anales de nuestra región.En la medida que muchas más empresas se sumen a este movimiento por la ética en los negocios ?y cumplan con sus principios? avanzaremos hacia la meta de cambiar de una vez por todas una cultura que hasta hace no mucho tiempo toleraba la venalidad en la administración de recursos públicos con excusas como ?roba pero hace?.Los mecanismos de acción colectiva, donde un grupo de empresas adopta códigos de conducta para crear condiciones de competencia más transparentes y justas, ayudan a generar confianza no solo entre sus participantes directos sino también en la sociedad más amplia.Estos mecanismos se utilizan tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo para prevenir la corrupción en ámbitos complejos como la operación de puertos y aduanas. Crean incentivos para que las empresas denuncien abusos como las exigencias de sobornos, incrementando el riesgo de exponer a los corruptos.De hecho, los acuerdos de acción colectiva son un mecanismo que podríamos usar más frecuentemente en las licitaciones de obras públicas. Nuestra región necesita incrementar en aproximadamente US$150.000 millones al año la inversión en infraestructura. Dadas sus limitaciones fiscales, los gobiernos no pueden financiar tal incremento de gastos, por lo cual los recursos deberán venir del ahorro privado. Pero si no creamos un clima de confianza y transparencia en los procesos de adjudicación de contratos públicos, será muy difícil atraer inversiones de esas magnitudes.Naturalmente, no basta con quedarse en declaraciones...

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