El poder de elegir

Hace unos días el Gobierno publicó las metas en materia social que busca cumplir al 2016. No es poco lo que está en juego con el tema. En los últimos 10 años el crecimiento económico sostenido ha permitido sacar a millones de peruanos de la pobreza, pero siguen siendo muchos los que todavía no han alcanzado sus beneficios. Son peruanos de los que tendría que haberse ocupado el Estado. Ese mismo Estado que, gracias al crecimiento, tiene más dinero que nunca sin que se altere la (mala) calidad de sus servicios, incluyendo los vitales educación y salud. Como resultado, todo el peso de la mesa de la viabilidad nacional recae sobre una única pata (el crecimiento), haciéndola crujir y amenazando incluso cada tanto con romperla.

Ya es tiempo de arrancar este problema desde la raíz. A la fecha los proveedores estatales de salud y educación tienen pocos incentivos para mejorar sus servicios por dos razones principales. La primera, porque no tienen un dueño detrás buscando ganancias y empujando consiguientemente por tener un consumidor satisfecho. La segunda, porque saben que lo que sea que ofrezcan (bueno, regular, malo o simplemente impresentable), el ciudadano sin recursos no tiene más remedio que tomarlo. El primer problema es intrínseco al Estado, pero el segundo no y es bastante lo que se puede hacer para atacarlo.

Nuestra propuesta es esta: hay que empoderar al ciudadano para que, frente a lo que le ofrezca el Estado, tenga opciones. En otras palabras, para que pueda haber entidades estatales que se queden sin usuarios y cuyo desempeño sea evaluado, de esta manera concreta, clara y pública, directamente por el consumidor. Los hospitales y los colegios estatales tienen que competir entre sí, y también con privados. Exactamente igual que los caballos, las empresas se esfuerzan más cuando tienen otro corriendo al lado. Lo mismo, no lo duden, le sucedería a nuestro Estado. Otra sería la actitud de los colegios y las escuelas públicas si supieran que en la satisfacción de sus usuarios se juega, junto con su cantidad de público, la continuación de su presupuesto y, consiguientemente, la de los sueldos de sus integrantes.

¿Cómo poner a competir a los proveedores estatales de salud y...

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