El peso de sus palabras

En su visita a Uruguay, un periodista le preguntó a nuestro canciller Rafael Roncagliolo por la tensa relación entre prensa y gobierno en países como Venezuela, Ecuador y Argentina. Su respuesta, que dejó la clara sensación de que justificaba las acciones de estos gobiernos respecto de la prensa, fue que los medios de comunicación privados a veces necesitan ?de un balance?, porque a menudo son fruto de una ?sobreconcentración de poder económico?, llegando a reemplazar ?a los partidos políticos?. Nunca explicó quién sostendría esta balanza.

Como el señor Roncagliolo es, después del presidente, la voz con más peso para representarnos frente a la comunidad internacional, sería muy preocupante si es que hizo estas declaraciones (que no ha desdicho luego en sus precisiones sobre la prensa en el Perú) sin entender lo que significaban. Aunque es cierto que sería más preocupante aun si las hizo entendiendo que con ellas guiñaba el ojo a regímenes que persiguen sistemáticamente a periodistas.

Correa, por ejemplo, muy recientemente ha ?sopesado? el poder de la prensa en Ecuador obteniendo sentencias (aparentemente redactadas por su propio abogado) que condenan a indemnizaciones millonarias y a prisión a periodistas opositores. No ha vacilado tampoco en ?equilibrar? a la prensa opositora lanzándole encima a la administración tributaria. Igual que Cristina Kirchner, quien también encontró que una buena forma de ?nivelar? a los medios argentinos es multando a quienes contradigan las creativas cifras oficiales que publica su gobierno. Morales, por su parte, logró ?equiparar? el peso de las opiniones de la prensa prohibiendo que los privados tengan más del 33% de canales de radio y televisión. Y el rey de las balanzas, Hugo Chávez, hasta ha llegado al ridículo de perseguir a un canal de oposición bajo la excusa de que cometió el pecado de informar sobre un terremoto antes que los canales estatales.

No es novedosa la tendencia hacia cierto tipo de políticas de nuestro canciller, quien, pese a lo que hubiéramos esperado, no parece haber cambiado mucho desde los tiempos en que era un entusiasta defensor de la dictadura militar que se apropió de los medios de prensa nacionales. Fue justamente en uno de estos medios tomados en que el señor Roncagliolo sirvió al régimen como jefe de la página de opinión.

Tampoco es que las críticas del canciller ofrezcan mucha novedad. El argumento...

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