El Perú y Silicon Valley

Por Daniel Córdova. Economista

Un grupo de peruanos visitamos recientemente Silicon Valley, la meca de la innovación y el emprendimiento de la era de la tecnología de la información. Respiramos entonces un ambiente de libertad orientado a generar valor, una suerte de laboratorio del capitalismo en donde el individualismo y la cooperación confluyen sobre la base de las reglas de juego que constituyen la economía de mercado.

Silicon Valley se convirtió espontáneamente en el clúster de innovación tecnológica más dinámico del mundo a partir de mediados del siglo pasado. Confluyen en él una serie de instituciones entre las que destacan las universidades (Berkeley y Stanford son las más notables), empresas relacionadas con la tecnología de la información (desde Hewlett Packard hasta Facebook, pasando por Apple, Google y Microsoft) y diversas redes de inversionistas y emprendedores que hacen de los encuentros cara a cara su principal fuente de intercambio de información. No deja de ser paradójico que en la era de la comunicación virtual, la cercanía personal, el estar imbuido en el ambiente social de cafés, conferencias y cocteles, sea considerada como fundamental para incrementar las posibilidades de éxito de emprendedores, pequeñas empresas, inversionistas ?ángeles? y fondos de ?Venture Capital?.

La clave de este éxito ha sido un ambiente relajado de jóvenes potenciales millonarios en sandalias (como lo fue Steve Jobs) con acceso a capital de riesgo. Esto, potenciado por el incentivo individual que generan los derechos de propiedad, en particular el sistema de patentes: saber que el esfuerzo será premiado si la idea original (la red social en el caso de Mark Zuckerberg, el software amigable en el de Bill Gates) se...

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