El Perú tiene un gran patrimonio en el fondo del mar

Por Francisco Sanz Gutiérrez

Ha sido el artífice del Congreso Internacional Corso y Piratería en América, que contó con ponentes de Australia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, EE.UU., España, Francia, México y Uruguay, además del Perú. Fue un desembarco masivo de ?piratólogos? en nuestra capital.

Que una eminencia de la historia marítima como el doctor Ortiz viva en Magdalena del Mar, en una calle que se llama Malecón Grau y que desde su ventana se vea el Océano Pacífico no parece casualidad, aunque él se empeñe en decirnos que sí lo es.

?¿Cómo y cuándo empieza su fascinación por el mar?Comienza con la literatura. Emilio Salgari, Julio Verne, que son los autores de mi niñez y adolescencia, me atrajeron hacia el mar y la aventura. Walter Scott y Daniel Defoe, con su Robinson Crusoe, también alimentaron mi imaginación.

?El de los piratas es un mundo que, con asidero real, ha hecho volar la imaginación.La piratería, entendida como actividad de robo en el mar, es tan antigua como el ser humano. El término ?piratería? se ha extendido hoy a todo, pero en su origen se refiere a estos ilícitos en el mar. Pero un aparato mediático como Hollywood ha creado un estereotipo, que no necesariamente es cierto.

?La pata de palo, el parche en el ojo, el garfio en el brazo?La nuestra es básicamente la imagen del pirata caribeño, que es la que nos ha vendido Hollywood con su poder de convencimiento. No es aceptable el patrón de que todos sean así, si bien más allá de la ficción hay un tema de realidad.

?Como que Barbarroja o Barbanegra realmente existieron.Claro que son reales, y cometieron muchas barbaridades. Pero no todos fueron así, o como en las películas.

?¿Es correcto usar indistintamente corsario y pirata?No. A diferencia de la piratería, el corso fue una actividad lícita: un Estado comisionaba temporalmente a privados para que armaran buques e hicieran la guerra. El corsario capturaba una nave o carga contraria y no tenía derecho a un sueldo, pero sí a una compensación de parte del Estado que lo contrataba.

?¿Hubo quienes cruzaron la frontera y pasaron del corsario legal al pirata ilegal?En la medida en que el control de los estados se hacía más tenue, cruzar la raya del corso a la piratería resultaba fácil, porque estamos hablando de un negocio. La tentación surgió y, efectivamente, se dio.

?¿Tuvimos algún corsario famoso?Domingo Orué. Una calle de Lima lleva su nombre. Él era un comerciante que a principios del siglo XIX armó en corso su nave y formó...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR