Perdiendo el rumbo

Por Juan José Garrido. Economista

Nada refuerza más los sostenes democráticos de un país que una fuerte representación de las distintas visiones ideológicas (léase, desde la izquierda hasta el liberalismo). La derecha peruana, mercantilista y conservadora en su gran mayoría, no ha sido capaz de articular una propuesta nacional que integre a todos los peruanos, razón por la cual solo se ha defendido desde estratégicas posiciones mediáticas y el uso (inoportuno, muchas veces) de recursos cuando era necesario.

Esta situación, por supuesto, ha sido capitalizada por la izquierda: se filtraron en el tejido estatal y social, penetrando las organizaciones de base, los sindicatos, la burocracia, los organismos nacionales e internacionales, y desde ahí accionan su prédica y luchas políticas.

Para muchos, cometen un error al no actualizar sus visiones sobre el desarrollo económico, manteniendo posturas anacrónicas de economías cerradas, protegidas, cercenando toda capacidad de mejoras en productividad y competitividad. No obstante los logros del actual modelo en cuanto a sus principales prédicas (la lucha contra la pobreza y la desigualdad), la izquierda sigue empecinada en retrotraer lo avanzado en el plano económico y social, sin darse cuenta de que el Perú ha mutado durante los últimos veinte años hasta un punto de no retorno: la gran mayoría de peruanos entiende cabalmente los beneficios de una economía libre y responsable (hecho que el liberalismo no ha sabido capitalizar).

Dicho esto, la izquierda mantenía una serie de activos políticos que la hacían apreciable: una percepción de moralidad y estándares éticos, gestores y técnicos profesionales, y defensores de los derechos y libertades de las grandes mayorías. Todo ello ha quedado...

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