?Fui a la pelota, juez?

Por Jorge Barraza. Columnista

Lombardi acaba de tirarle un hachazo desde atrás a Gutiérrez. Le pega feo, mal y, mientras Gutiérrez se revuelca de dolor, se excusa con el colegiado: ?Fui a la pelota, juez?. Todos sabemos que es mentira, la bola estaba lejos: fue a bajarlo. No a frenarlo, sino a guadañarlo, que es patada más amedrentación. Es una falta grave, pero el juez lo premia con una amarillita y Lombardi acaba el partido en cancha.

Hay más: luego de zafar de la expulsión, Lombardi lo encara a Gutiérrez y le recrimina: ?Levántate, no hagas teatro. ¿Me quieres hacer echar??.

Lo estamos viendo todos los días en el fútbol. La FIFA se ocupa del racismo, del ?fair play? y las simulaciones. Muy bonito. ¿Y de las patadas quién se encarga? Siempre pensamos lo mismo: ¿por qué Pepe, Sergio Ramos, Xabi Alonso y Lugano terminan todos los partidos en cancha? Y, atención, ellos son los habituales, no los únicos beneficiados de la no aplicación del reglamento.

La regla 12, acaso la más famosa de las 17 Reglas del Juego, dice que un jugador ?deberá ser expulsado? (de manera directa) si incurre en estas tres infracciones:

-Juego brusco grave.

-Conducta violenta.

-Uso excesivo de la fuerza.

Existen otras faltas merecedoras de la roja, pero estas son referidas a la reciedumbre. Tolerar el juego brusco es sencillamente permitir que un individuo, en base a brutalidad, desarticule el trabajo honesto de otro que está enalteciendo el juego con calidad, con arte, con destreza, incluso con fuerza.

Lamentablemente, los primeros van ganando la batalla gracias a la ineptitud arbitral en muchos casos. En cantidad de partidos vemos que un jugador comete una falta grave y el juez apenas lo amonesta. Inmediatamente el entrenador del agresor pide el cambio y lo saca, resguardándolo de una segura expulsión posterior. Es decir, el propio bando beneficiado le refriega al réferi su incompetencia.

Jugar con 10 es una ventaja importante en el fútbol actual: es el justo castigo a quien utiliza armas ilícitas. Cuando le duelan las expulsiones, el violento se replanteará la forma de jugar, pero como no lo echan, sigue. Es buen negocio. ?Si no lo puedo parar, lo muelo a patadas. Total no pasa nada?.

Generalmente el pegador esgrime un eufemismo: ?El fútbol es un juego de hombres?. Sí, pero no de matones. Por eso exaltamos siempre a Carles Puyol, posiblemente uno de...

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