El ?patriótico? y fallido estanco de la sal

Por Álvaro Gastañaduí Ramírez

Posiblemente no hay impuesto en toda la historia del Perú que haya tenido una justificación más patriótica, ni que haya generado tantos muertos como lo que provocó el tributo y monopolio de la sal.

Corría el año 1895 y el Estado debía tener 10 millones de pesos en plata para recuperar Tacna y Arica, en posesión de Chile tras la Guerra del Pacífico. El gobierno de Nicolás de Piérola vio en ello el pretexto para crear el estanco de la sal, que operaría como los del alcohol y el opio.

En su libro ?La economía pública en el Perú después del guano y del salitre?, el economista Carlos Contreras recuerda que en setiembre de 1896 estallaron revuelvas de las comunidades indígenas de Huanta, Ayacucho y Maras, en el Cusco, que se dedicaban a extraer la sal. Como consecuencia, la provincia de Urubamba fue arrasada y fueron asesinados el subprefecto y el alcalde. Según Basadre, también hubo levantamientos en Puno y el Gobierno envío a 2.000 hombres, que restablecieron el orden público.

No cumplió su finalidadContreras recuerda que el nuevo monopolio tampoco logró su cometido de reunir el dinero que se requería para recuperar dichas provincias. Chile sí hizo el depósito, según lo establecía el Tratado de Ancón de 1884, mediante el cual cada país debía poner ese monto que iba a pasar a la nación que se viera perjudicada por el plebiscito que iba a realizarse en Tacna y Arica.

Recién 20 años después el Perú entregó ese dinero...

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