La vía paralela

Por Jaime de Althaus. Periodista y antropólogoEn una fabulosa carrera contra el tiempo, dos grandes edificios, cuya construcción aún no ha comenzado, tendrán que estar listos antes de octubre del próximo año, cuando vendrán a Lima miles de funcionarios a participar en la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Esos edificios, interconectados, son un centro de convenciones sumamente sofisticado con capacidad de albergar a 10 mil participantes, y el Banco de la Nación, que tendrá 135 metros de altura ?el más alto del Perú? y un helipuerto arriba.Para llegar a tiempo y considerando la complejidad de los proyectos, el Gobierno encargó los procesos de licitación y ejecución a la Organización Internacional de Migraciones (OIM), que trabajan con sus propios procedimientos, al margen de la legislación nacional. El presidente Humala justificó la utilización de estos organismos internacionales, pese a haberlos denunciado años atrás con el siguiente argumento: ?Hoy día los mecanismos que tiene el Estado son muy burocráticos, hay una serie de pasos que, probablemente, muchas obras se demorarían mucho en hacerse si no se utilizan estos métodos?. Y resulta que durante este gobierno el monto que se ejecuta mediante estos organismos se ha triplicado.La reacción inmediata ante tamaña confesión es, por supuesto: ¿qué espera el Gobierno para desburocratizar el Estado a fin de no tener que recurrir a dichos organismos? ¿O es imposible? ¿Qué falla en el Estado Peruano? ¿Qué es lo que se quiere evadir usando esta vía paralela?Es simple: lo que se quiere evitar es el efecto paralizante de la contraloría. Como se trata de tomar decisiones respecto de asignación de dineros públicos incluso ante...

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