Papeleta para los que se pasan la luz roja

Por Federico Salazar

Soy defensor de los derechos y la dignidad de los homosexuales, de los transexuales, travestis y de los que tienen usos y costumbres sexuales divergentes. Nada de eso, sin embargo, me coloca en contra de la determinación del arzobispo de Lima de retirar la licencia sacerdotal al padre Gastón Garatea.

El padre Garatea me parece una estupenda persona y admiro su trabajo de inclusión de estas y otras minorías morales. No creo que el retiro de la licencia tenga que ver con el aprecio a su persona. Creo que tiene que ver, más bien, con lo que el arzobispo de Lima cree deben ser las tareas pastorales en su jurisdicción.

¿Quién en la Iglesia Católica debe garantizar que lo que enseñan los sacerdotes corresponda a esa y no a otra iglesia? Para el Derecho Canónico debe ser el obispo de la diócesis; en este caso, el arzobispo de Lima, monseñor Juan Luis Cipriani.

Según el Arzobispado de Lima, la prédica del padre Garatea no solo ha salido del cauce de la doctrina, sino que en algunos casos ha colisionado frontalmente contra ella. En ese sentido, es facultad del obispo (en este caso, el arzobispo) retirar esas licencias. Lo hace en protección de la doctrina que la Iglesia formalmente reconoce y divulga.

Muchas personas se han solidarizado con el padre Garatea. Parece que hubiera sido sometido a un juicio civil. No ha sido sometido a ningún juicio, y menos en el ámbito civil. Se trata de un tema interno de la Iglesia Católica, parecido a lo que sería un proceso de protección de una ?marca? comercial.

Si mi empresa vende zapatillas y solo zapatillas, uno de los vendedores no puede salir a vender pantuflas bajo la misma marca. ¿Qué hace la compañía? Lo llama al orden...

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