Papa Francisco revitaliza la Iglesia Católica

Francisco es un Papa de gestos innovadores. En sus primeros 100 días ha conquistado a la opinión pública por mostrar un estilo claramente distinto al de su antecesor: sencillez en lugar de boato, cercanía en vez de jerarquía gestual, actitud pastoral por encima del barroquismo teológico, buen humor en vez de solemnidad ensayada. No solo eso, sino que su apertura hacia algunos grupos tradicionalmente relegados por la Iglesia ha resultado interesante. Un Papa que bendice a motociclistas, deja a un joven con síndrome de Down conducir su coche o besa los pies de un presidiario muestra actos de gran poder simbólico en términos de la opción misional de la Iglesia Católica.Igual o más relevantes que los gestos han sido sus palabras. Su dura crítica a un sistema económico que eterniza la pobreza y la desigualdad social es significativa por su alcance mediático.No obstante, aún no se atreve a decir mucho sobre los asuntos internos de la corporación religiosa que dirige. Ha dado algunos atisbos con respecto a la necesidad de reforma en la burocracia vaticana y en la estructura de la Iglesia Católica. Pero más allá de nombrar a una comisión para estudiar esa posibilidad, todavía no hay acciones concretas. Y ni qué decir sobre la relectura del dogma con relación a los temas que...

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