Una pantera de verdad

Por Jorge Barraza. ColumnistaMi primer Mundial fue el de Inglaterra 66, no como periodista, desde luego, sino como aficionado; era apenas un chico. Mi entusiasmo infantil chocó contra una barrera: no había televisión en directo, pero se anunció que los partidos se emitirían en diferido dos días después. Así fue, llegaban envasados en una lata redonda, por avión, y los veíamos con gran interés pese a saber el resultado. Así se vivía y éramos felices. Volvía de la escuela y me sentaba frente al televisor. Vi casi todos los partidos con profunda atención. La cuna del fútbol aparecía como la meca de este deporte, algo similar a lo de hoy, con sus encantadores estadios de visera (los anteriores a estos que vemos hoy por TV) y toda la tradición, el protocolo y el buen gusto que distinguen a los británicos. Ahí vi por primera vez a Yashin, que ya era un veterano rayano en los 37 años, pero aún lucía una figura corpulenta y a la vez ágil; parecía difícil marcarle un gol, pues cubría todo el arco. Me impresionó; ahí comprendí su enorme fama. También descubrí a Eusebio, cuyo apodo era perfecto: ?La Pantera de Mozambique?. Había nacido en África, cuando aún Mozambique era colonia portuguesa. Un felino del área, de una agilidad y potencia extraordinarias, con una fabulosa capacidad de gol pues, además, era técnico y de mortífero remate. Se la tiraban larga a ambos bordes del área, él ganaba en la carrera y con cualquier perfil sacaba una bomba inatajable. Gustaba justamente porque su fútbol no era europeo sino fresco, audaz; con 18 años ya había jugado en Primera División en Mozambique. Eusebio fue de lejos la estrella del torneo junto con Bobby Charlton. Charlton fue un jugador excepcional, y hoy valdría el triple que Gareth Bale. ¡Por favory#8230; era completo! Un puntero izquierdo tirado atrás o un volante ofensivo de maravilloso desplazamiento. Se deslizaba por el césped a gran velocidad y con enorme sentido táctico. Colaboraba mucho en la recuperación, bajaba casi hasta mediocampo. Luego armaba juego y llegaba seguido a la red con su magnífica pegada. Inteligentísimo estratega, el prototipo del jugador que me gusta: crack para el equipo, en función de tal, todo simple, todo útil, siempre positivo. Y también me deslumbró Beckenbauer, cuya elegancia y clase eran algo totalmente fuera de lo común, porque además le unía altivez, personalidad, cabeza levantada. Parecía estar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR