Del Palacio a la cárcel

Por francisco sanz gutiérrezfsanz@comercio.com.peEn menos de 72 horas cambió radicalmente el discurso de Otto Pérez Molina. Nada quedaba del presidente que, altanero y desafiante, decía el lunes que no iba a dejar el cargo. El de ayer, demacrado y pensativo, compareció ante la justicia acusado por corrupción luego de comunicar su renuncia y escuchó la orden de prisión provisional en su contra.Fue una renuncia precipitada por la inmunidad que le quitaron masivamente los miembros del Congreso el martes, en el entendido de que la participación de Pérez Molina en el Caso La Línea ?que implicaba el cobro de sobornos a empresarios para evadir impuestos en el sistema nacional de aduanas? lo tiene como el involucrado de más alto rango.Precisamente ayer, durante la audiencia judicial, el fiscal José Antonio Morales hizo que el ex gobernante oyera algunas de las escuchas legales en las que se basa la investigación adelantada por la fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala de la ONU (Cicig). Pérez Molina ha sido imputado por cohecho pasivo, asociación ilícita y defraudación aduanera.El general en su laberintoLo que ayer también acabó de desplomarse fue la figura del general, como se conoce a Pérez Molina por su pasado en el Ejército, desde donde empezó a ganarse un sitio en la política. Fue en la década del ochenta cuando se autoproclamó el general de la paz por su participación, como delegado del Ejército, en la transición a la democracia tras la dictadura de Efraín Ríos Montt.Fue, sin embargo, por...

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