Pagos de dividendos

En el agresivo mundo de los negocios, el pago de dividendos suele ser considerado un tema inofensivo.

Según la teoría de las finanzas corporativas, son en gran medida irrelevantes para el valor subyacente de la empresa y para la riqueza de sus accionistas. Los contadores gruñen porque pueden aumentar el pago de impuestos. En las últimas décadas, en Estados Unidos, han sido opacados por la más controversial práctica de recomprar acciones.

Pero para los historiadores de negocios, los dividendos están llenos de drama. Nacieron en Europa en el siglo XVII para repartir los botines de los monopolios navieros neerlandés y británico, y se expandieron por ambos lados del Atlántico durante el boom ferroviario del siglo XIX, vía funestos esquemas para atraer ingenuos inversionistas. Durante los locos años veinte, los escandalosos desembolsos contribuyeron con el crash de Wall Street, aunque luego de la Gran Depresión fueron vistos como la mejor manera de restaurar la confianza del inversionista.

Sicológicamente, los dividendos son integrantes. La promesa de dinero en efectivo ofrece un vínculo entre gerentes e inverionistas que algunos consideran más fiable que los reportes financieros. Durante la pandemia, lo que han revelado a los accionistas que los recibieron y a los que no, ha intensificado su desaliento. En Europa, un brote de recortes de dividendos mostró cúan mal están muchas de sus grandes empresas. Por ejemplo, bancos y aseguradoras, pilares para los fondos de pensiones, los han suspendido ante presiones de los reguladores.

En Estados Unidos, en cambio, las empresas prefieren la recompra de acciones.

Un motivo es que la regulación las hace más eficientes tributariamente que los dividendos. Muchos critican que, como resultado, las empresas abusan de ese mecanismo. Pero el 2020 ha resaltado su gran ventaja: flexibilidad. Con el desplome de la economía, muchas grandes compañías redujeron sus recompras a fin de conservar efectivo.

Con respecto a los dividendos, al igual que en Europa, las empresas que los han estado elevandopor años estuvieron viviendo por encima de sus medios aun antes de la pandemia, entre ellas ExxonMobil y AT&T. El riesgo es que sus CEO vean que recortarlos ponga fin sus carreras, y que intentar mantenerlos dañe la situación financiera de la empresa. Pero en general, la señal que emiten sobre las corporaciones estadounidenses es de una relativa resilencia.

Los dividendos en Norteamérica incluida Canadá, crecieron el segundo...

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