Optimismo prudente.
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[ILUSTRACIÓN OMITIR]
La entrevista con FOZ fue por escrito. No estaba bien de salud y quiza iba a viajar al CADE de Arequipa. Después de haber sido Embajador del Perú en Estados Unidos, estaba en condiciones de abrir el horizonte. "Por Quehacer, lo hago". Y respondió a las preguntas que le formularan Martín Paredes y Balo Sánchez León.
¿Cómo crees que el gobierno peruano ha enfrentado la crisis internacional?
Antes de comentar el comportamiento de las autoridades peruanas ante la crisis financiera internacional, vale la pena señalar que esta ha permitido comprobar que el manejo macroeconómico durante los años previos a la crisis fue, en general, bastante adecuado, ya que la prudencia fiscal y monetaria permitió acumular reservas internacionales y tener alguna holgura fiscal para combatir la crisis con un mayor gasto público. Asimismo, hemos logrado afirmar, durante los últimos años, un sistema financiero razonablemente sólido que, a diferencia de algunos países de Europa del Este, por ejemplo, no estimuló burbujas ni hizo inversiones riesgosas. Conviene señalar esto porque es, probablemente, la primera crisis financiera mundial importante para la cual la economía peruana estuvo bien preparada. Por ejemplo, en la crisis de 1998, que a escala global fue menor, no lo estuvimos y quebraron algunos bancos, para no hablar de las anteriores. El Perú va a crecer, en el año, no menos de 4%.
Pero ¿qué se hizo bien y qué se hizo mal? ¿Qué cosas se pudieron hacer mejor?
Yo aún estaba en Washington en esas semanas, por eso mal podría entrar en un análisis crítico muy preciso, que tampoco es mi especialidad. Lo que resulta obvio es que, justo antes de la crisis, el gobierno estuvo preocupado por una presión inflacionaria en alimentos importados. Por tanto, el ministro Luis Valdivieso, recién convocado, formuló un programa que incluía, prioritariamente, un ajuste en el gasto fiscal para atacar la inflación. Luego viene la tormenta de la crisis financiera que, de la noche a la mañana, vuelve poco relevante el tema de la inflación y ofrece espacio para una política más expansiva del gasto público, pero el gobierno demora un poco en cambiar la dirección de las velas, lo que afectó sin duda el ritmo de crecimiento. Así que hay dos factores. Uno, el eventual atraso para adoptar el nuevo enfoque. Cabe señalar, sin embargo, que ese suele ser un error bastante común. Cuando la orquesta cambia de ritmo, no todos los bailarines se adecúan al toque. Y el otro factor...
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