Oblitas y dos ?hijos? bien enfocados

Por Mario Fernández

La actuación más feliz (o menos triste) del fútbol peruano en los últimos años fue aquella de la selección del 97. Fuimos quintos sobre nueve equipos.

Quizá aquel Perú tenía menos talento individual que el cuadro actual, pero se hizo fuerte en dos razones. 1) Su base táctica y humana era el Cristal exitoso de aquellos años y 2) Sus integrantes tenían, en su mayoría, perfil de futuros entrenadores, lo que aseguraba una cierta visión y liderazgo en la hora clave. Jugadores como Balerio, Reynoso, Chemo o hasta Ñol no miraban el fútbol solo como actores, sino ya se vislumbraban, al menos desde sus inquietudes, como directores de su propio guion. Aprendieron a dar gritos, manejar vestuarios, dirigir a sus compañeros y...

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