El hidrógeno como nueva fuente de energía

AutorCarlos Andrés Ortiz

El Hidrógeno como nueva fuente de energía

Por: CARLOS ANDRÉS ORTIZ

POSIBILIDADES Y LIMITACIONES

En artículos precedentes me referí a las energías solar y eólica, las que más allá de algunos elementales tecnicismos específicos que es necesario conocer, el enfoque básico es económico, ambiental y estratégico.

Entes de probada seriedad y alto grado de especialización, se encuentran estudiando las denominadas "nuevas fuentes de energía", tanto en otras partes del mundo como en nuestro país.

Tal como sucede en otras áreas de la investigación pura y la aplicada, en la República Argentina resulta descollante el elevadísimo nivel tecnológico y el consecuente muy alto prestigio logrado por la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) y sus entes asociados; siendo precisamente en ellos donde se concentran las líneas de investigación de más largo alcance y seguramente de mayor relevancia, en lo referente a las energías solar, eólica y del hidrógeno.

Por supuesto, ello es merecedor del más franco apoyo y del sincero reconocimiento, pues es motivo de auténtico orgullo para todos los argentinos.

En el caso específico del hidrógeno, las investigaciones se encuentran bajo la dirección del Ing. Juan Carlos Bolcich, quien también es presidente de la Asociación Argentina del Hidrógeno, y es reconocida autoridad técnica en la materia.

Todo ello sin desmerecer a otros centros de investigación e incluso a otros creadores y/o mejoradores de tecnologías, acordes a la inventiva y la capacidad que llegó a caracterizar a los argentinos, que han sido frutos de mejores épocas de la educación pública y de mejores niveles de vida con superior calidad alimentaria y sanitaria.

Entiéndase bien, ¡bienvenidos todos los avances científicos y tecnológicos nacionales, y bienvenidas sus aplicaciones prácticas en procesos industriales argentinos!

Pero el caso es que los sectores ultraecologistas toman a las denominadas "nuevas fuentes de energía" como las panaceas absolutas, presentándolas como las "soluciones ideales", supuestamente "no contaminantes", y adicionalmente dan a entender -o dicen expresamente- que "pueden aplicarse inmediatamente". Y el punto básico es que todas esas afirmaciones son groseramente erróneas, pues distan mucho de ser soluciones ideales, son contaminantes, tienen severas limitaciones para aplicarse inmediatamente -y muy posiblemente en el mediano y largo plazo- a grandes escalas.

Las grandes transnacionales de la ecología, frutos dilectos del Club de...

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