Ni nueva ni abrumadora

Por Carlos Peña. SociólogoEl principal resultado de esta elección presidencial es tan obvio que casi sobra subrayarlo: hubo mayoría, pero no fue nueva, tampoco abrumadora, ni menos indicativa de un cambio radical. El resultado es una paradoja: quien ganó (Bachelet) perdió; y quien perdió (Matthei) ganó.Y es que la política no es una cuestión puramente aritmética, algo que se mide por los votos; es sobre todo una cuestión sociológica que se mide por las expectativas. No son los votos los que fijan el baremo del éxito o del fracaso, sino los anhelos.Y nunca, desde que se recuperó la democracia, los anhelos de la izquierda fueron tan fervientes, las esperanzas de cambio tan radicales, la confianza tan ciega y tan rotunda. Michelle Bachelet presumió ganar en primera vuelta y obtener una mayoría tan abrumadora (¡una nueva mayoría!) que ningún obstáculo parecía serlo de verdad: las bases de la modernización cambiarían de manera radical; la Constitución sería un papel en blanco sobre el que se podría escribir todo de nuevo; la realidad social quedaría entregada a los designios de una voluntad colectiva radicalmente nueva. Todos esos anhelos a los que la victoria en primera vuelta haría plausibles se han visto bruscamente frenados por la dura realidad de los votos.¿Tiene alguna posibilidad la...

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