La novela lesbiana en Latinoamerica: una voz emergente.

AutorMartín Armas, Dolores
CargoUSOS Y COSTUMBRES

Dice Elena M.Martínez en Lesbian Voices from Latin America: Breaking Ground (1996) que <> (p. 12). Ocho años después de esa declaración, tiempo en el que se han producido avances en el plano social, cultural y especialmente en la crítica literaria, trabajando en el proyecto de rescatar o darles una nueva luz a las historias de mujeres, tendríamos que decir que es hora de poner la vista en el presente y estar atentas a los acontecimientos actuales para situar en el espacio que le corresponde el lugar de la lesbiana latinoamericana.

En este proyecto se debe tener en cuenta la aportación de la literatura, no solo como medio de difusión de una realidad que ha sido silenciada por muchos años y en todos los países, sino como vehículo de apertura cultural y social para un sector de la sociedad que ha vivido marginado. La literatura sirve como medio a través del cual la lesbiana latinoamericana se ve identificada con las experiencias y el modo de sentir que comparte con otras miles de mujeres. A través de la lectura la mujer lesbiana despierta a la toma de conciencia de sus derechos, al tiempo que encuentra la fuerza para ahuyentar el miedo y la cobardía a decir lo que siente y actuar tal y como es.

El tema del lesbianismo es escaso en la novela latinoamericana y más abundante en la poesía. David William Foster comenta que cuando comenzó la investigación para llevar a cabo su proyecto Gay and Lesbian Themes in Latin American Writing encontró solo cinco novelas que trataban específicamente el tema lesbiano (p. 3). Se queja Foster de que aunque hay novelas en las que la homosexualidad (masculina) constituye un tema destacable, la crítica no ha puesto el suficiente interés en analizar este tópico. Cita los ejemplos de Paradiso (1966), de Lezama Lima, Bomarzo (1962), de Manuel Mujica Láinez o las obras de Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth (1967) y El beso de la mujer araña (1976). En cuanto a la novela de temática lesbiana, añade Foster, la crítica todavía le presta menos atención que a la homosexualidad masculina, en parte por la historia de invisibilidad que ha caracterizado su existencia. Además ocurre, como pasó en España en la década de los ochenta, que se produce un impulso de la literatura escrita por mujeres favorecido por los movimientos feministas como rechazo a la estructura patriarcal y a la represión que sufría el sexo femenino en general, dejando a un lado un <> como era el de la existencia (doblemente problemática, por mujer y por lesbiana) de la comunidad homosexual femenina. Hoy, podemos decir que la novela de temática lesbiana va ganando un espacio, aunque pequeño y reservado, en el mercado de las editoriales y también en los estudios de la crítica literaria.

LA VISIBILIDAD LESBIANA EN LA SOCIEDAD Y EN LAS LETRAS

En Latinoamérica, como ha ocurrido en Europa y en los Estados Unidos, la visibilidad de la lesbiana se materializa gracias al activismo social. El proceso en los Estados Unidos surgió de manera notoria primero en comunión con el feminismo (en los años cincuenta y sesenta), después con el movimiento homosexual (años setenta y ochenta) y por último con la teoría queer (2) (teoría que comienza al inicio de los noventa). En Latinoamérica, la actividad política y social de los grupos homosexuales comienza en la década de 1970, influenciada no solo por los movimientos estadounidenses sino también contagiada por el movimiento feminista español. Es evidente que las condiciones sociales, políticas y morales en Latinoamérica son un impedimento para el progreso de un activismo homosexual. Carlos Monsiváis dice que el camino de la tolerancia hacia los homosexuales comienza en México con la presencia de las organizaciones homosexuales en el décimo aniversario de la matanza de Tlatelolco, en 1978. Sin embargo, señala Claudia Schaefer-Rodríguez, este arranque quedó amagado por la crisis del petróleo de los ochenta, al igual que lo fueron otros grupos de izquierda (Bodies and Biases: Sexualities in Hispanic Cultures and Literatures, p. 226). Realmente esto es cierto; lo veremos más adelante en la voz de las protagonistas.

Elena Martínez afirma que en Latinoamérica, como en cualquier otro sitio, hay una negación de la existencia lesbiana y que eso lleva parejo el que se den pocas posibilidades para la aparición de una literatura lesbiana. Esta opinión es discutible; por supuesto que no se escribirán tantas como si la visibilidad estuviera institucionalizada, pero sabemos que una de las formas de recuperar la visibilidad de las lesbianas ha sido a través de la relectura de las obras literarias desde una perspectiva no heterosexual. La expresión del deseo lesbiano siempre ha existido. Cuando no se concebía socialmente que una mujer pudiera tener relaciones íntimas con otra mujer, las escritoras se servían de eufemismos y metáforas para nombrar lo...

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