Otras noticias de espacio y brinco

AutorAlberto Baumeister Toledo

Nuestros lectores, aun cuando no se lo crea, sin ser mediáticos, ni escuálidos, ni malignos ofensores del gobierno, ni deslenguados críticos contra los inquilinos actuales de la función de gobierno, hacen más y se preocupan eficientemente de la mala marcha de la administración pública que los buenos para nada que se desempeñan, respectivamente, en la Fiscalía General de la República y en la Defensoría del Pueblo.

Con mayor frecuencia de lo que es imaginable, nuestros lectores, despavoridos con las cosas que se ven y oyen en el diario acontecer y conocedores a certeza de que autoridad alguna les pare, nos remiten con cada vez mayor frecuencia llamados de auxilio para que divulguemos noticias de espanto y brinco, o comentemos los atropellos y desaguisados que en el menú diario nacional debemos soportar los habitantes de estas tierras.

Como cosa rara, por el acontecer del destino, como dirían los que creen en la pava y el destinismo, ocurrieron dos sucesos a la par de interesantes y que lo dejan a uno boquiabierto. En efecto:

Hace escasamente una semana uno de esos alcances noticiosos de periodistas no profesionales, pero hartamente acuciosos, nos invitaba simplemente a visitar la página informativa del tristemente célebre Consejo Nacional Electoral, patio de las caléndulas carnavalescas venezolanas, donde todo se permite, desde el uso de máscaras infames para engañar al más pintado hasta los inofensivos disfraces de caperucita roja, para que viéramos como es el cuento de las cédulas duplicadas y de las atribuidas a personas que existen pero no son, o las que matriculan con el número de otras a quienes tampoco corresponden, como vulgarmente suele destacarlo el pueblo.

En efecto, ustedes mismos revisen y procuren la información en www.cne.gov.ve y busquen los números de cédulas: 137143 - 193067 - 296053 - 483981 - 45485 - 356972 - 353755 - 741799 - 892593 - 911307 - 1002412 - 1035063.

No hacemos más comentarios.

Eso sí, no se moleste en decirlo ni denunciarlo ante el CNE, ni ante la Fiscalía, ni la Defensoría del Pueblo, ni en el Indecu, y mucho menos ante la infeliz Asamblea Nacional, pues no obtendrán siquiera una respetuosa respuesta, sino un pronunciamiento vacuo de esos a los que...

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