?Ya no quería depender de nadie?

Por Antonio Orjeda

Con más de mil oficinas en todo el mundo, SGS es la transnacional líder en inspección, verificación, ensayo y certificación de productos y servicios. SGS tiene más de 50 mil empleados. En Inassa, el laboratorio local que la ingeniera química Carmen Catter creó 30 años atrás, trabajan 120 personas; y ella vive orgullosa, pues ?con su gente? sabe que compite de igual a igual con ese gigante.

Su esposo y sus hijos, todos ingenieros, son ahora parte de esta empresa familiar que Carmen forjó a consecuencia de una decepción laboral. Esta es su historia.

Trabajaba en Frenosa, tenía a su cargo los análisis de calidad de los productos que fabricaba esa compañía.Sí. Yo me gradué en 1966 y comencé a trabajar en Controladora Técnica de Productos Alimenticios, un laboratorio que daba el mismo servicio que ahora damos nosotros (Inassa), aunque solo para productos hidrobiológicos ?harinas y aceites de pescado?, y que fue cerrado tras el golpe de Estado de Velasco. Yo era jefa de laboratorio, y como el dueño también era propietario de la empresa Frenosa, ¿qué hizo? Pasó a todo el personal de Controladora Técnica? a Frenosa. Entré como jefa de laboratorio y viajé a Argentina para seguir una especialización, porque yo sabía cómo analizar harinas, pero no frenos.

Debido a su capacidad, sus responsabilidades fueron cada vez mayores y, como era lógico, pidió un aumento de sueldo acorde con estas.Así es. ¿Por qué? Porque trabajaba lo que era de Frenosa, como gerenta de Control de Calidad, y también trabajaba lo que era la parte de alimentos. Es decir, les hacía un trabajo aparte.

¿Cuál fue la respuesta que le dieron?Me dijeron que no, que yo era mujer, que mi esposo tenía un buen sueldo ?lo cual era cierto, él entonces era directivo de Pilsen Callao? y que, en casos como el mío, los varones tenían prioridad y por eso yo debía esperar a que salga mi aumento.

O sea: la mujer, pese a realizar la misma labor que el hombre, no tenía por qué pedir un mismo sueldo porque se entendía que no lo necesitaba, pues era mantenida por su marido.Exacto. Si mi esposo ganaba bien, para qué pedía yo aumento (ríe)? A mí eso me dio mucha cólera. Llamé a mi marido y le dije: ?¿Sabes qué? Voy a renunciar?.

No estaba dispuesta?¿A seguir? ¡Ya no! Ya no quería depender de nadie, quería ver cómo podía salir adelante.

¿Qué tan importante es la rebeldía?A veces da sus frutos (ríe)? Porque en esos momentos uno no sabe qué va a pasar, ¡te la estás jugando!

¿Se...

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