Para no arruinar la cosecha

Por Instituto peruano de economía (ipe)En los últimos días se ha venido discutiendo la viabilidad de la extensión de la Ley de Promoción del Sector Agrario (LPSA). Si bien a la fecha no se cuenta con un estudio minucioso que evalúe el efecto total de esta política, un conjunto de indicadores apunta en la dirección de un impacto positivo y significativo. En ese sentido, el reto actual para la política pública es identificar lo que hizo exitosa la experiencia de la LPSA: no solo para mantenerla, sino para extenderla a otros sectores. Un elemento crucial de dicha ley es la flexibilidad laboral, que permite la contratación de trabajadores formales de acuerdo con los requerimientos propios del sector. La naturaleza cíclica de la actividad agraria y la distribución de riesgo entre empleadores y trabajadores explica en buena cuenta esta necesidad.?Sube y baja?La actividad agropecuaria tiene una alta estacionalidad y riesgo, porque los cultivos dependen, de manera importante, del clima. Debido a ello, la demanda por trabajadores del sector alcanza su pico durante la temporada de siembra. El resto del año las empresas requieren menos mano de obra. En ese sentido, se revela la existencia de una poderosa relación entre el número de trabajadores formales bajo el régimen agrario y la producción de los cultivos durante la temporada de cosecha (aproximadamente seis meses después de la siembra). Ello evidencia la necesidad de proveer flexibilidad laboral en el rubro agrícola, acorde con las características propias de los procesos productivos del sector. ?Impacto positivo?Entre los años 2004 y 2017, el número de puestos trabajo en el Perú aumentó en más de 25%. En este período, el único sector que registró una contracción del empleo fue el agro (-7%). Dicha caída se explica por la disminución del empleo no asalariado (-12,5%), a pesar del incremento del empleo asalariado (18,5%). La expansión responde a un mayor crecimiento del empleo formal, que se aproxima a partir del empleo en empresas con 11 o más trabajadores, porque concentra el 96% del empleo asalariado formal. Así, el empleo asalariado formal agrario habría crecido 33,1% durante el período 2004 y 2017, mientras que el empleo asalariado informal solo aumentó en 12,4%. El impacto no solo se registró sobre el nivel de empleo, sino también sobre los salarios. El salario promedio mensual del empleo asalariado formal en el sector agro fue de S/1.224 en el 2017, casi el doble que el informal (S/646) o que...

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