No se ajusta a los requerimientos

AutorThe Economist

Todos quieren negociar con bonos del Te soro de Estados Unidos. Los grandes bancos los tienen para gestionar su liquidez; los fondos de pensiones, para obtener rentabilidades a largo plazo; y los fondos de cobertura, para apostar por la economía. Ahorros personales están invertidos en ellos y los bancos centrales los usan para manejar sus reservas internacionales.

Casi siempre, su mercado es profundo y líquido, y alrededor de US$ 640,000 millones cambian de manos cada día, a precios que se convierten en la tasa de referencia libre de riesgo a la que todos los instrumentos financieros son valorizados y las tasas de interés activas son fijadas. ¿Pero por qué en ocasiones no cambian de manos?

El mercado se ha descompuesto varias veces en el pasado reciente. El 2014, un "rally relámpago" generó bruscos vaivenes en precios por ningún motivo claro. El 2019, las tasas se dispararon en el mercado de "repos", en el que los bonos del Tesoro son canjeados por efectivo. En marzo del 2020, una extrema iliquidez provocó que los rendimientos suban, pese a que en épocas de pánico suelen caer, pues los inversionistas se refugian en activos seguros.

Los obstáculos están volviendo a aflorar: indica dores de volatilidad han trepado a niveles no vistos desde el 2020 y los spreads de compraventa están dilatándose. El problema deriva de que el mercado de estos bonos se ha duplicado en los últimos diez años, pese a que su infraestructura se ha contraído. La negociación se realiza vía "agentes primarios", que mayormente son grandes bancos y los requerimientos regulatorios acotan su accionar.

El ratio de apalancamiento, que limita el valor de las tenencias de activos de los bancos en función a su capital, no distingue si el activo es super seguro o es una hipoteca sub prime. Si un cliente quiere vender un bono, los bancos deben hallar otro que desee comprarlo, en lugar de mantener el título hasta cuando algún cliente esté interesado. En épocas de estrés, este sistema se sobresatura.

Hay tres alternativas para remediarlo: permitir a los bancos negociar más bonos con inversionistas, permitir a los inversionistas negociar más bonos entre ellos, o permitir que negocien o canjeen bonos por efectivo con la Reserva Federal (Fed). En el primer caso, la solución sería excluir de los ratios de apalancamiento a los bonos del Tesoro y otros activos seguros, como las reservas bancarias.

La Fed y otros reguladores de bancos lo hicieron durante un año, desde marzo del 2020, para...

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