Los niños futbolistas

Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES. *Un hombre como Joe Lewis no formaría parte de esta historia. Haberle vendido a Gareth Bale por 100 mlls de euros a Florentino Pérez es un hito para el fútbol mundial; no para él, que un ?miércoles negro? de 1992 atacó a la libra y ganó cerca de mil mlls. de dólares. Los perdió en el 2008, con la quiebra del banco estadounidense Bearn Stearns. El dueño del Tottenham recuperó el humor jugando golf con Tiger Woods en su club en Miami, parte de su emporio de más de 3000 mlls. de dólares y casi 200 compañías en todo el mundo. Especulando con el comercio de divisas, ganó el apodo de Joe Louis, por el gran boxeador. Novena riqueza de Inglaterra, 308 del mundo (Florentino está 1013), Lewis, de 76 años, dueño de 12.000 hectáreas en la Patagonia, compró a Bale por 10 millones de libras cuando el jugador tenía 17 años. Hizo un formidable negocio 7 años después al venderlo a Real Madrid. Más caro, sin embargo, le costaron los Picasso, Miró y Chagall de su colección privada.La historia de hoy tampoco incluye a Daniel Levy, presidente millonario del Tottenham, protegido de Lewis. Y menos se refiere a Jonathan Barnett, agente de Bale, que ganó fortunas de comisión por una transferencia por la que presionó hasta lo indebido. Esta historia ni siquiera habla de Bale. En la Whitchurch High School, de Cardiff, Bale no lucía como Liam Palmer. Pero su compañero hoy juega fútbol semiprofesional a 35 euros por partido y vende componentes eléctricos. Y a los 20 años, el promisorio Bale, que había debutado a los 16 en Sunderland y en la selección de Gales, decepcionaba en Tottenham, que casi lo vende al Birmingham por 3 mlls de libras. Bale rehizo su físico y su fútbol. Y Real Madrid, donde ganará un salario anual de unos 10 mlls. de euros, pagó por su pase una cifra histórica. La cumbre del 1% de los niños que triunfan en el fútbol.?Niños futbolistas?, el libro que el periodista chileno Juan Pablo Meneses trata sobre el 99% restante. Sobre los que no llegan. Los que no salen en los diarios. El relato comienza en la Academia Deportiva Cantolao, al oeste de Lima, hace años considerada ?el futuro del fútbol peruano?, hoy un negocio que, cada tanto, logra colocar en Europa a un niño pobre del Callao, como sucedió hace tiempo con Carlos ?Kukín? Flores, quien jamás pudo estar a la altura del apodo de ?Pelé peruano?, o como Jean Deza, que acaba de fichar por el Montpellier. Me lo dice un colega peruano en un alto de un congreso ?al que...

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