Negando lo innegable

Por Analista políticoTodos los políticos han coincidido en negar lo obvio, que recibieron dinero de Odebrecht para sus campañas electorales, según ha confirmado Jorge Barata en sus últimas declaraciones. Esto que es muy común en el Perú, no es igual en los países desarrollados donde, cuando atrapan a un político con las manos en la masa, este suele reconocer su error o delito, pedir disculpas públicas, renunciar al cargo si fuera el caso, y tratar de aminorar su pena si está sujeto a sanciones judiciales.No es que allá los políticos sean más honestos que acá, es que sus sistemas judiciales y políticos funcionan mejor, y si los pillan en falta suelen ser sancionados. También las penalidades, tanto judiciales como políticas, son usualmente atenuadas por una confesión.En el Perú los políticos están acostumbrados a la impunidad, por eso engañan sistemáticamente y sin avergonzarse. Con un sistema judicial plagado de ineficiencia y corrupción, prefieren mentir descaradamente a autoincriminarse, porque saben que las posibilidades de sanción penal son bajas.En el escenario político y electoral, las probabilidades de recibir su merecido son menores aún. Ejemplos sobran en el Congreso, cuando parlamentarios que han cometido faltas y delitos no reciben penalidad alguna porque son protegidos por sus conmilitones y hasta por sus adversarios, por aquello de que otorongo no come otorongo, es decir, porque se desarrolla un sistema de complicidades en el que se protegen mutuamente porque son muchos los transgresores. O el caso del presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), que a pesar de las evidencias en su contra logró superar el pedido de vacancia canjeándolo por el indulto a Alberto Fujimori.Tampoco los votantes tienen demasiadas posibilidades de castigar a los políticos, porque al final el abanico de los elegibles muestra características similares. Por eso muchas veces se inclinan por el que roba pero hace obra. Y cuando aparece uno nuevo, sin una trayectoria manchada por la corrupción y el escándalo, por lo general resulta que es igual o peor que los anteriores. Esa es la realidad de la política peruana de las últimas décadas.Las declaraciones de Barata ?y antes las de Marcelo Odebrecht? son creíbles, porque si mienten ante los fiscales brasileños irían a la cárcel, cosa que por supuesto quieren evitar. ¿Y qué ganaría Barata mintiendo sobre los aportes clandestinos a las campañas electorales? ¿Por qué...

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