La nefasta reforma política

Por FernandoRospigliosi

El presidente Martín Vizcarra intentó otra jugarreta el domingo pasado y recibió una cucharada de su propia medicina del Congreso que él creó. Su pretexto fue el de la reforma política, el mismo que usó hace dos años cuando inició una guerra con el Parlamento, no para mejorar las instituciones, sino para aumentar su popularidad y deshacerse de los partidos que podían hacerle oposición.En un país como el Perú, es necesaria la inmunidad tanto de los congresistas como del presidente, ministros, miembros de la Corte Suprema y otros altos funcionarios. Es un mecanismo de protección que impide que las pugnas políticas puedan convertirse eventualmente en una guerra de acusaciones judiciales para liquidar a los adversarios. De hecho, Vizcarra sabe muy bien de qué se trata eso: él ha usado esas armas para aniquilar a los líderes opositores Keiko Fujimori y Alan García.La inmunidad, por supuesto, no es absoluta. El ejemplo más evidente es el de Pedro Pablo Kuczynski, que fue destituido de la presidencia y sometido inmediatamente a prisión domiciliaria. También hay otros casos: al entonces congresista Edwin Donayre se le levantó la inmunidad cuando fue sentenciado en segunda instancia y fue a la cárcel. Al vocal supremo César Hinostroza se le quitó la inmunidad y ahora estaría preso si no hubiera fugado, por responsabilidad del Gobierno.La inmunidad de los congresistas podía regularse para que su levantamiento sea más expeditivo, pero de ninguna manera eliminarse. Es obvio que Vizcarra quiso utilizarla como un pretexto para aumentar su popularidad en caída.El asunto es que casi toda la reforma política que Vizcarra forzó a aprobar al anterior Congreso y que ha tratado de imponer al actual es un mamarracho sin atenuantes. Para empezar, la no reelección de congresistas. Este vapuleado ?con razón? Parlamento es producto, no solo de la ilegal decisión de Vizcarra y de Salvador del Solar de disolver el anterior, sino también de la imposibilidad de reelegir parlamentarios. Esa norma, si bien no estuvo en vigencia legalmente al momento de la elección ?el JNE recién lo advirtió pocos días antes?, fue aplicada por casi todos los participantes. En lugar de derogar el dispositivo que prohíbe la reelección de alcaldes y gobernadores regionales, se extendió a los parlamentarios, empeorando el sistema político.La prohibición de publicidad en radio y TV, fuera de la insípida franja electoral, es otra de las sandeces que contribuye a que los...

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