Estado y necrosis (2)

Por MartínTanaka

Lea mañana en Política a José Carlos RequenaEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.La semana pasada comentaba que uno de los grandes límites en el combate al COVID-19 reside en las carencias de nuestro Estado. Tenemos cierta autonomía y capacidad para diseñar y financiar políticas, pero graves problemas de implementación. Afloran problemas de coordinación entre entidades del mismo gobierno y entre niveles de gobierno; precisamente por ello hubo necesidad de crear un comando de operaciones COVID-19, problema que también ha sido elocuente con la atención a la población retornante desde las grandes ciudades a sus regiones de origen.Al mismo tiempo resulta que tenemos recursos para comprar diversos suministros, pero estas adquisiciones se demoran, se cancelan, y peor aún, afloran serios problemas de corrupción. En este marco, los funcionarios públicos temen tomar decisiones, enfrentados a lógicas de control que funcionan para bloquear procesos que deberían ser más rápidos, pero no para desincentivar prácticas corruptas. Además, ha sido elocuente el drama de no contar con información, bases de datos, registros de la población que nos permitan conocer sus necesidades y hacerle llegar la ayuda que necesita. Hablé por eso de un Estado necrosado.Hoy hablamos con razón de la necesidad de un nuevo pacto social o de un nuevo acuerdo nacional, por un Estado que garantice el ejercicio de derechos y el acceso a servicios básicos para todos los peruanos. Ciertamente necesitamos establecer nuevas prioridades, acompañadas de una asignación presupuestal correspondiente. Pero sin una profunda reforma del Estado...

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